Opinión

La calle es mía

Desde que Manuel Fraga pronunciara aquella frase que ya ha quedado para los anales de la historia de España “la calle es mía”, cuando era ministro de Gobernación, la calle se ha convertido en objeto de deseo de todos los grupos políticos radicales. Quien controla la calle infunde miedo y  se ha demostrado que los ciudadanos son miedosos y tardan en reaccionar para recuperar su espacio como se demostró en el País Vasco con la ‘kale borroka’. Los aprendices de brujo de Arran, ligados a la CUP, quieren seguir su ejemplo y sus hermanos mayores se lo consientes. Pero deberían aprender la lección de quienes apoyaron a los jóvenes vascos, muchos de los cuáles se deslizaron hacia el terrorismo, para ver como ahora son los primeros en condenar las acciones callejeras.  La calle es de todos. Incluso de los turistas, aunque hagan la vida difícil a los vecinos. 

Te puede interesar