Opinión

La bronca

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, acaba de ganar puntos de popularidad por la bronca que le ha echado a un estudiante que le dijo “¿Qué pasa, Manu?,  al que le respondió que le llamara ‘señor presidente’ o ‘señor’. Los argumentos que utilizó en la bronca al joven, al que le dijo que primero se sacara un diploma y luego aprendiera a mantenerse solo antes de hacer la revolución y dar lecciones a los demás no son de recibo, porque quizá al chaval no le guste como está el sistema educativo y lo quiera cambiar, o tenga difícil independizarse con trabajos precarios y de ahí su rebeldía. Pero no se le puede negar al presidente francés rapidez de reflejos en la defensa de la dignidad de su cargo y de su capacidad de convicción, ante el joven que casi se convierte en un marine, señor, sí, señor presidente, y acabó aceptando la propuesta de Macron de que se comportara comm’il faut en un acto oficial como en el que participaba. La bronca surtió efecto.

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