Opinión

Impuestos

Este país nuestro tiene, entre otras, una revolución pendiente: la de establecer un sistema tributario justo, en el que cada cual pague lo que debe pagar y los ricos, lógico, más que los que menos tienen. Ese es el desiderátum que parece que nunca se va a alcanzar y siempre habrá algún listo de una escuela de negocios que se invente algún mecanismo de ingeniería fiscal que favorezca a sus clientes. Que exista un buen sistema impositivo no invalida que los filántropos después de cumplir con sus obligaciones, las que sean en ese momento, donen su dinero a fines sociales o a devolver a la sociedad parte de lo que la sociedad les ha dado, como suelen afirmar. Criticar a Amancio Ortega por su generosa donación a la sanidad pública es injusto. Mejor criticar a Montoro y a quienes no reforman el sistema fiscal.  

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