Opinión

Fiesta

Las caras serían a buen seguro de satisfacción por la sorpresa.  Así sí merece la pena venir, pensarían algunos cuyos padres son más estrictos y les tienen racionada la comida basura. 320 niños de un colegio de Estepona tuvieron que comer un menú del Burger King porque las bajas habían dejado sin cocineros a su centro. Es lo que tiene la comida rápida, que te saca del apuro en un momento dado. Pero que no se hagan ilusiones. La Junta ya ha contratado un catering externo para cubrir estas vicisitudes.  Más bien lo contrario, que se vayan despidiendo de la bollería industrial porque los institutos y colegios han comenzado a sustituir estos productos por otros más sanos en la máquinas de vending.  Sin que sirva de precedente, los alumnos de Estepona han tenido un día de fiesta en el comedor. Seguro que las bandejas volvieron vacías, no como cuando hay pescado.
 

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