Lo malo de los ricos, y habrá quien diga que es populismo y demagogia barata, es su avaricia y su sensación de impunidad. El caso de los futbolistas investigados por tener su dinero en paraísos fiscales y no hacer su contribución legal a la Hacienda de todos es paradigmático. Es una doble estafa. Porque engañan no solo a los ciudadanos en general sino a sus seguidores en particular que les encumbran y les permiten traficar con su imagen, esa que a veces es mínimamente solidaria y máximamente interesada. Los futbolistas de Primera División son como medio millar, por lo que es fácil que los inspectores del ramo les pongan al día. El verdadero fair play en el fútbol es que todos, jugadores y clubes cumplan sus obligaciones fiscales. Sin excusas.
