Opinión

Qué manera de soñar

Para los aficionados atléticos, la ventaja de que su equipo perdiera, bien que injustamente, la final de la Copa de Europa, es que pueden seguir soñando en conquistarla alguna vez. Puede que ésta sea la única ventaja, pero es enorme: nadie sueña como ellos. Qué manera de soñar. Lo entendió Sabina en su himno del Centenario del club, el guionista del vídeo que se hizo para las semifinales de la Europa League del 2012 ("Mientras los otros duermen, nosotros soñamos") y lo entienden todos y cada uno de los colchoneros. Por lo demás, soñar es casi más difícil que vivir.
Escribió María Zambrano en "Claros del bosque" que "no puede ser cierto nada que no pueda ser soñado". Así, pues, los atléticos tenemos la certeza de que soñando nos vamos acercando poco a poco, pero inexorablemente, a la realidad. Ésta, bien es cierto, se empecina en sernos adversa, pues venimos de la ensoñación y no de la voluptuosidad física, grosera, de los talonarios cuajados de ceros para fichar galácticos, de suerte que la realidad, a la que le tira lo cruel, siempre espera al último minuto del partido para colarnos el gol que nos derriba momentáneamente del sueño. La realidad es de otros, pero el sueño es nuestro.
Lo que no ha conseguido la realidad, sin embargo, es que nos den más infartos que a los aficionados de otros equipos. Sería lo lógico, pero estamos hechos: qué manera de sufrir. Quiere esto decir que seguimos vivos, y que, convertidos ya los tres grandes sueños del pasado en pesadillas, estrenamos sueños nuevos. Otros tienen Copas de Europa; nosotros, tres subcampeonatos, que no es ninguna tontería, pero, sobre todo, una capacidad que a nosotros mismos nos pasma de soñar. Así, nos vamos acercando poco a poco, inexorablemente, soñando a lo bestia, a la realidad.

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