Opinión

Valls, Rivera, Catalá, Cifuentes, el gran lío...

Me encanta ver cómo Manuel Valls, el ex primer ministro francés, entonces socialista, domina el francés, el catalán, el castellano, por lo menos. Es como un lujo para un posible alcalde de Barcelona y sería un toque brillante a ese europeismo con el que tantos soñamos... Pero me encanta mucho menos la exigencia de Valls de entrar encabezando una coalición de los llamados partidos constitucionalistas, como si solo ellos lo fuesen: Cs, PP, PSC, o sea, derecha, derecha y una de las dos izquierdas. Teniendo además en cuenta que el ex gobernante galo abandonó su Partido Socialista y ahora pretende formar ese raro conglomerado.
Y todo al abrigo de que el caso Cifuentes ha machacado al PP y ha catapultado a Cs hacia arriba haste el punto de que algunos sondeos lo proclaman vencedor. El partido de Albert Rivera, un poquitín oportunista, se abre también a poner de su lado opciones extravagantes como la de Valls. Rivera firmó aquel pacto con Pedro Sánchez, con capítulo programático y todo, que fue un fracaso y no aguantó el paso de los avatares políticos que vinieron después. El verdadero pacto de Rivera fue con Rajoy, y en esas estamos. Otro lío. No sé si superado por lo de Cifuentes y ahora por lo de Catalá, que también se resiste a la dimisión, pero veremos si la cosa después se cifuentaliza... De momento, las asociaciones de jueces y fiscales no han dudado en pedir la dimisión del ministro de Justicia por sus declaraciones sobre el magistrado González.
Pero es que no hay tiempo para todo. Del escándalo de Catalá y la Manada la cosa se centra en que entramos en la incorporación de ese tema a la corriente general de los grandes movimientos populares a que asistimos, donde ya estaban las masivas protestas de pensionistas y mujeres. Todo esto se impone a los oportunismos de toda clase. Tras la gran ola de indignación por la sentencia de la violada por la Manada, entramos de nuevo en un territorio mucho más noble y más integrado en los espacios limpios de toda cloaca y de cualquier asomo de aprovechamiento político oportunista y despreciable.
Ahí se encuadra este Primero de Mayo, facilitador de oxígeno renovado a los grandes sindicatos de trabajadores, a veces adormecidos o despistados o alejados del espíritu de sus respectivos fundadores, unos tras el paso de siglos, otros más recientes por su inicio al borde de la Transición. Hay que recomendar a estos sindicatos que ya no se vuelvan a despistar o a salirse de su camino, que será en bien del conjunto de la sociedad española, que buena falta nos hace.
Tengo la impresión deque hoy he liado un poco la cosa, pero es que bastante liado anda todo en estos momentos, y creo que es bueno intentar desliarlo, también por el bien de todos. Lo que yo les puedo decir es que observo la existencia de razones para el optimismo con más claridad que en el tiempo recientemente pasado. Les pido que me entiendan y que se apunten a ese rayo de luz que les trato de mostrar.

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