Opinión

Una fórmula de gobierno

Manuel Chaves ha sido presidente de la Comunidad de Andalucía durante casi veinte años consecutivos, un periodo de tiempo nunca alcanzado por cualquier otro responsable del gobierno de una comunidad autónoma. Chaves fue un rector omnipresente, intervencionista y mandón que presumía de que en territorio andaluz no ocurría nada de lo que el no estuviera previamente informado y lo permitiera, y que cesó por voluntad propia en abril de 2009 para asumir en Madrid un departamento ministerial creado específicamente para él con el sano y evidente propósito de apartarle prudentemente de un avispero que habría de estallar tarde o temprano. Le sucedió con carácter interino y por un breve periodo de tiempo Gaspar Zarrías, hasta que unas nuevas urnas eligieron a José Antonio Griñán como sustituto. Los tres forman parte del grupo de acusados -casi dos docenas de cargos todos pertenecientes al gobierno autonómico y sindicatos- sentados en el banquillo como presuntos responsables de fraude y malversación, repartiendo de forma opaca y arbitraria más de setecientos millones de euros que puedan ser demostrados. Algunas fuentes sospechan que esta operación, conocida como la mayor estafa de dinero público cometida nunca en España, supera con creces esta cantidad oficial.
Por esos veinte años convertido en epicentro de la actividad política andaluza cuesta comprender que, a estas alturas, su cúpula, Manuel Chaves, no se acuerde de nada. Quien comenzara a ejercer la presidencia de la comunidad de Andalucía a principios de 1990 para retirarse dos décadas después otorgando paso franco a Zarrías y Griñán, sus dos hombres de confianza que garantizaban una gestión continuada, proclama hoy su completa ignorancia sobre la gestión desempeñada en este tiempo y descarga esa responsabilidad en aquellos que estaban bajo sus órdenes. Los jefes de negociado, las habilitaciones, los directores territoriales, los de la segunda y tercera escala… Griñán había actuado del mismo modo un día antes y Zarrías presumiblemente mantendrá esta misma actitud cuando le toque declarar, lo que no es otra cosa que una estrategia de silencio consensuada. Entre los muchos actos que se le atribuyen a Chaves relacionados con este fraude es la adjudicación a dedo de un Ere de tres millones y medio de euros a la sociedad que preside un empresario que le había cedido el chalé para veranear.
En definitiva, la Audiencia de Sevilla dirime una causa penal que es mucho más que eso. Se juzga un estilo de vida que tiene que ver más con una organización mafiosa que con una administración regional. Se juzga una fórmula de gobierno, no un caso puntual.

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