Opinión

Un tiempo para cada cosa

Los Byrds, el brillante grupo californiano, prácticamente único rival de entidad para disputar a los Beatles el mercado estadounidense en los años mágicos, se inspiró para uno de sus primeros éxitos en las palabras contenidas en el tercer libro del Eclesiastés. El resultado fue una canción llamada “Turn, turn, turn”, cuya música compuso Peter Seeger y armonizó Roger Mcguinn cuya filosófica letra proclama la existencia de un tiempo para cada cosa. “Hay un tiempo para nacer y otro para morir. –dicen sus palabras- Un tiempo para sembrar y otro para cosechar. Un tiempo para reír y otro para llorar. Hay una estación para cada cosa y un tiempo para cualquier propósito bajo la capa del cielo”. En definitiva, la canción reconoce que la vida es un ciclo y que todo en ella tiene un principio y un final. La existencia lo tiene, pero también son fruto de ese ciclo las cosas más cotidianas.
Por ejemplo, el colofón de cuarenta años de férreo dominio del PSOE en Andalucía, cuyo punto final se escenificó ayer en su parlamento con la elección de la nueva presidenta de la cámara, una abogada de CD’s con la que se quiebra la pertenencia al poder más larga y controvertida de la política española desde la muerte de Franco. En 1978 se abría en España un nuevo periodo político que propuso el desarrollo de una vertebración geopolítica previa al sistema actual de comunidades autónomas, que en Andalucía recayó en un joven PSOE que sitúa en la presidencia del ente a un magistrado de su partido llamado Plácido Fernández Viagas cuya tarea a lo largo de un año fue preparar la llegada de un presidente elegido por las urnas y ya amparado por un orden jurídico que consolidara el reparto de territorios de la nueva España democrática. La primea legislatura autonómica convierte en presidente a Rafael Escuredo y, por tanto, desde la misma recuperación de la España institucional hasta ahora el poder ha estado en manos de un partido único. Cinco presidentes en cuarenta años, lo dice todo.
Como sugiere “Turn, turn, turn” , hay un principio y un final para todas las cosas, y el final ha llegado para un régimen perpetuado en el tiempo y hoy derrotado y sentado en el banquillo por un rosario de delitos. Cuarenta años  mandando son muchos años. Demasiados. Y eso que Tezanos no se entera de nada.

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