Opinión

Tragedia y reflexión


He leído las durísimas declaraciones que un miembro de la expedición de espeleólogos a Marruecos en la que han fallecido dos deportistas españoles, ha formulado una vez sabido el trágico balance de la aventura. “El Gobierno español y el marroquí han matado a José Antonio” ha dicho este camarada de expedición en comunicación telefónica con una emisora de radio andaluza que se ha puesto en contacto con él para que le contara como se han ido desarrollando los acontecimientos.Fuertes reproches son estos y quizá hubiera sido más prudente que hubiera dejado reposar su dolor y su ira antes de expresarse de este modo tan rotundo porque la pena que le embarga quizá pueda afilar su expresión antes de que se pueda hacer un balance sensato y ponderado de los hechos. José Morilla, que así se llama el compañero de viaje de los excursionistas muertos, puede tener razón o no tenerla pero nos hemos ido habituando cada vez más a cargar sobre los demás culpas y responsabilidades sin hacer el necesario examen de conciencia que un proceso de reflexión de la naturaleza de este tremendo caso que se ha cobrado la vida de dos hombres jóvenes y en lo mejor de su existencia, está solicitando de aquellos que lo han promovido. Desgraciadamente las prácticas deportivas llamadas de riesgo se conocen así precisamente por su peligro constante. El ámbito donde los espeleólogos han desarrollado sus prácticas es de máxima exigencia y, salvo que no se diga la verdad, Marruecos se ha negado a permitir la contribución de especialistas de la Guardia Civil y Policía Nacional hasta que los propios marroquíes se han percatado de que ellos solos no podían con semejante compromiso. Leo que cuando llegó el contingente español la operación se resolvió con celeridad y diligencia. Por desgracia, no llegó a tiempo.
Todos debemos asumir nuestras propias responsabilidades en todos los hechos y meditar muy mucho cuál ha sido en cada instante nuestro propio comportamiento porque culpar a los demás y especialmente a los gobiernos está muy a mano. Quizá a Morillo no le falta la razón, pero en un episodio como éste con dos muertos no todo debería ser cosa del Gobierno.

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