Opinión

Titiriteros con patente corsaria

La alcaldesa de Madrid ha comparecido visiblemente preocupada para mostrar lo que parece un sincero arrepentimiento ante los hechos producidos en la plaza del Canal en un espectáculo de marionetas callejeras que unos animadores culturales a sueldo municipal contrataron en nombre de la concejalía de Cultura del ayuntamiento que preside y cuyos autores acabaron en la cárcel.  El padre de una criatura asistente a aquel patético espectáculo filmó con su teléfono la función y se la remitió directamente a la policía. Puestos a disposición judicial, se decretó su prisión incondicional algo que no parece haberles gustado ni al actor Alberto Sanjuán ni a la alcaldesa de Barcelona para los que un guión que escenifica violaciones, propone el ahorcamiento de un juez y glorifica a ETA y Al Qaeda es simplemente una crítica sin más intenciones. Todo se subordina al principio de libertad de expresión que es un saco sin fondo en el que todo aparentemente vale hasta que llega un juez y manda parar. Es lo que ha pasado esta vez. Carmena le parece que poner a estos sujetos a la sombra es un poco demasiado.
El mundo de la cinematografía- cuya gala anual volvió a desenvolverse entre el posicionamiento político y el glamour desorejado- ha decidido desde ya hace mucho tiempo que no existe más cultura que la propia o lo que es lo mismo, la que brota del Séptimo Arte. Pero si bien el presidente de la Academia estuvo irreprochable en su discurso, defendió lo que se debe defender y mantuvo el tipo con discreción y elegancia, algunos de los actores más combativos en estas posiciones terminan perdiendo la cabeza como ya le ocurrió a Willy Toledo cuando en plena crisis mental sus dos minutos de gloria,  y le pasa a Alberto Sanjuán que ha convertido su oficio en un mitin y tampoco es para tanto.
En todo caso, en este desgraciado incidente que según la propia alcaldesa necesita de una depuración de responsabilidades porque es para ella un hecho muy grave, se echa en falta el testimonio y la presencia del Defensor del Menor que debería haberse personado. La Asociación de Víctimas del Terrorismo se querella contra Carmena y su concejala de Cultura pero el Defensor del Menor no ha abierto el pico. Y a mi me recorre un escalofrío por la espina dorsal. Entiéndanme, tengo nietos y no me gustaría que vieran marionetas semejantes.

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