Opinión

La respuesta es la respuesta

Una de las pocas ventajas de cumplir años está en las posibilidades que tal situación ofrece para entregarse a la meditación sosegada de los hechos. En un mundo como el nuestro en el que las situaciones dignas de ser paladeadas se producen con inusitada frecuencia, tener tiempo es imprescindible. Todo es inmediatez y debate, todo es pasión y deseo… Todo adquiere un ritmo tan trepidante que necesito confiar en que la sociedad misma pueda lucrarse de individuos como yo a los que las cosas ya no les aprietan el cuello con la soga de un ahorcado. Somos veteranos, nos incorporamos con esfuerzo a las nuevas tendencias pero nos asiste la inmensa suerte de poseer capacidad de pensamiento y minutos suficientes para ejercerlo.
Ando yo por eso dándole vueltas al episodio del Parlamento Europeo -la intervención de ese parlamentario polaco para el que le parece justo que las mujeres cobren menos que los hombres porque son según entiende, más pequeñas, más débiles y más lerdas- y he dado en concluir que situaciones como la promovida por este espantajo son sumamente perjudiciales para esta institución sobre todo si no sabe defenderse convenientemente de ellas. El espíritu de la libertad tal y como se proclama en el Estado moderno no tiene por costumbre ponerle vallas al campo y por tanto, no suele establecer barreras a la hora de catalogar los hechos relacionados con la expresión y el poder de la palabra. Sin embargo, para sujetos como este polaco al que la ley permite disfrutar de un escaño parlamentario y le abre su foro para que se exprese, el foro al que pertenece no puede ni admitirle disparates de esta naturaleza porque ha de plantearse que no todo puede tener cabida y no todo es debatible. ¿Qué ocurriría si un diputado europeo propone desde su bancada que se sacrifique a todos los holandeses zurdos o se les corte la nariz a todos los griegos que lleven perilla por poner un ejemplo?...
Las instituciones deben contar con mecanismos suficientes para defenderse  por si mismas. Y esa defensa debe partir de las propias herramientas que la legislación les proporciona. Entiendo el calentón de la diputada  española y su intervención comprensible y digna de elogio. Pero no es ella la que tiene que responder al polaco inadmisible sino el mismo Parlamento en su conjunto. Sus leyes, sus normas, sus herramientas éticas… De no ser así, estamos perdidos.

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