Opinión

Réquiem por un desaparecido

Acabo de enterarme de que el presidente de Interpol –la mayor fuerza internacional de Policía existente en el mundo- lleva desaparecido desde el pasado mes de septiembre y todo el mundo tan ancho. De nacionalidad china y primer ciudadano de aquel país que ha presidido una organización policiaca como ésta, plantea este señor una de esas representaciones iconográficas aparentemente imposible como si fuera la famosa cinta de Moebius que nadie es capaz de explicar en su aparente sencillez. Se trata de una banda sin principio ni fin que a la vista parece estar retorcida, fenómeno que no se corresponde con su lisura al pasarle los dedos. La desaparición del jefe de la Interpol guarda también cierta similitud con la camiseta que luce esta temporada  el Atlético de Madrid  basada en un efecto óptico –si se fijan ustedes bien se percatarán de que las franjas de la parte superior de la prenda no coinciden con las de la inferior  aunque vistas en conjunto las ratas parecen ser de una sola pieza- así que si un día no lejano encuentran al chino escondido en el Wanda Metropolitano no habrá que llamarse a sorpresas.
Bromas aparte, que el jefe máximo de la mayor fuerza policial del mundo haya desaparecido sin dejar rastro, no deja de tener su aquel. Pero más sorprendente todavía es que una semana después de haberse esfumado una organización del tamaño, los recursos y el poderío de la que preside siga sin saber dónde se ha metido el jefe. Meng Hongwei, que así se llama el sujeto, reside con su mujer y sus hijos en Lyon, y el día 28 del mes pasado se marchó de viaje a China. Desde entonces no ha dado señales de vida aunque lo que más impresión produce es la propia reacción de la organización que preside. Portavoces de Interpol han asegurado que este es un suceso que afecta específicamente a las autoridades de Francia y de China. Si el señor Hongwei se ha fugado por alguna razón que no puede ser manifestada, no hay más que hablar. Pero si no es así, cualquiera se fía de la mencionada policía internacional. Si afrontan de esta manera tan laxa e insensible la desaparición de su señorito, calculo cómo encararán la desaparición de cualquier modesto ciudadano de a pie. Vamos, que si yo desaparezco, casi prefiero que me busquen incluso los Mossos d’Esquadra. Cualquiera menos los agentes de Interpol. Es comprensible.

Te puede interesar