Opinión

Recuerdos de Anfield Road

Uno de los recuerdos más valiosos en los que se recrea este veterano seguidor del fútbol al que adora, es el que le sitúa en una localidad de tribuna baja en el campo de Anfield Road donde la tradición impregna cada rincón de aquella bendita casa. El himno oficioso del Liverpool CF. dice que puedes caminar a través de la lluvia y de la tormenta pero nunca caminarás solo, si bien no es otra cosa que uno de los números de la opereta “Carrousel” al que otorgó un ligero aire pop durante los 60 una mítica banda de los inicios del sonido del Mersey llamada Gerry & The Pacemakers cuyo líder es, desde hace lustros, socio de honor del equipo si bien alguno de sus amigos de aquellos tiempos me contó en un pub próximo al mítico “Cavern”, que el viejo Gerry era en realidad seguidor incondicional del Everton hasta que su canción trepó al número1 y se instaló entre la honrada gente del kop.
Esta perorata probablemente carece de sentido y es digna de formar parte del equipaje afectivo del abuelo Cebolleta, más aún cuando el equipo de mis entrañas dijo el miércoles “Hello Goodbay” y resolvió una pugna de amplio espectro en dieciocho minutos incendiando Anfield con dos toques. Pero que el Liverpool no sea ahora ni sombra de lo que fue o que el Real Madrid se salga del mapa en cada episodio no es óbice para rendir testimonio al recuerdo y honor a la leyenda, materias ambas que, unidas a mi malogrado deseo de tocar el bajo como Paul McCartney, me mueven a la envidia. En los tres casos me gustaría ser inglés. Para competir con McCartney en sus habilidades como músico, para respetar y custodiar las tradiciones y para ser fiel e incondicional con las leyendas a las que se debe respeto y cariño eterno. La cuestión es que nosotros, pueblo de sol, queso y vino, somos muy buenos en unas cosas pero francamente detestables en otras. Por ejemplo, amar nuestras tradiciones no es nuestro fuerte.
Sentado en la grada de Anfield, saboreando aquel ámbito inimitable que se te va al corazón y te subyuga como una canción de los Beatles, pegué la hebra con un circunspecto policía. Me dijo que su hija era enfermera en Granada y que él se iría a España a hacerse viejo. Piénseselo, amigo, le respondí.

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