Opinión

Privilegios de casta

Ni en sus comparecencias públicas ni siquiera en sede parlamentaria, Pablo Iglesias e Irene Montero han conseguido aportar una explicación satisfactoria a la compra de un chalé de 600.000  euros -más los gastos de acondicionamiento y obra que ascienden a otros casi 200.000 según se cuenta- en el municipio madrileño de Galapagar, ni tampoco han conseguido explicarlo cabalmente las bondadosas aportaciones de sus compañeros de partido, algunos de los cuales están que botan según se dice en los mentideros políticos de la capital. Pablo Echenique, por ejemplo, se hizo un lío monumental en un programa matutino de la televisión pública tratando de disculpar la compra, mientras los tertulianos lo freían a preguntas y recordatorios citando las palabras del propio Iglesias cuando era el azote de los ricos que adquirían mansiones y a los que machacó con expresiones criticando ferozmente esas adquisiciones.
Es natural que ni la pareja ni sus socios y colaboradores puedan ofrecer una razón comprensible a este disparate porque no resulta fácil explicar lo inexplicable. Es verdad que cada cuál puede hacer de su dinero lo que le venga en gana, y que Pablo Iglesias e Irene Montero están en su derecho de comprarse si así lo desean y pueden hacerlo, el palacio de Buckingham. Pero existen gestos y comportamientos que no deberían ser disculpados y sospecho que este es uno de ellos, especialmente si, además, la propiedad se adquiere en semejantes condiciones. Solicitando un crédito de más de 500.000 euros pagadero a treinta años a razón de casi 2.000 euros al mes, a una entidad que se lo ha concedido sin chistar. Ya es difícil que entidades bancarias concedan créditos incluso modestos a parejas jóvenes, pero esa entidad es Grupo Caja de Ingenieros, una cooperativa de crédito convertida en banca personalizada con sede en Barcelona en la que, supuestamente, el depositario del crédito se convierte a la vez en copropietario de la entidad. Antes era necesario ser ingeniero y cooperativo para obtener servicios. Ahora, ya no hace falta. Una cosa muy rara.
Otorgar sin más un crédito de medio millón largo para comprar una mansión con piscina y casa de invitados, ambientada con decoración de diseño en la sierra es una tarea que no está al alcance de cualquiera. Si los beneficiarios son dos figuras cumbres de un partido antisistema que nació de la ira de la calle precisamente ante situaciones como esta, reconozcamos que tal situación avergüenza. Nosotros lo sabemos y Podemos también lo sabe. Pablo e Irene ya son casta. Y menuda casta…

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