Opinión

Por estas fechas

Aunque una buena parte de esa vocación por conservar las tradiciones se ha ido evaporando con el paso de los tiempos, aún queda en el imaginario español un poderoso rastro que nos invita a preservar las costumbres lo mejor posible. Hasta hace relativamente poco, las fechas de Todos los Santos se distinguían por la representación de “Don Juan Tenorio” y aún hoy se pone en escena. Y aún hoy también, el día 6 de diciembre, en el que se conmemora  la rúbrica de nuestra primera Constitución tras el negro y largo periodo de dictadura, se distingue por el afán que parece atrapar a segmentos sociales y representantes políticos abogando por cambiarla. La acuciante necesidad por darle un buen meneo al texto constitucional se extiende por el espectro ideológico nacional y distingue en su intensidad y deseo a todos los partidos. El jueves, en que se conmemoraban los cuarenta años de nuestra Carta Magna, este deseo más o menos profundo de someter su texto a una revisión mostro posiciones de todos los colores. Desde la pretensión argumentada por Podemos que aboga por cambiarla de principio a fin para convertirla en una Constitución Republicana, hasta el PP, partido que considera el periodo actual como un mal momento para aplicar un cambio drástico y se ha plantado. Este debate que se abre cada día 6 de diciembre, se cierra con la misma celeridad un par de días después y no vuelve a brotar hasta el año que viene. Todo el mundo se aquieta y se atempera, los acontecimientos del día al día acucian más que un debate sobre la Constitución y los deseos de cambio se pasan como el “Tenorio”.
Yo también creo que hay que someter la Constitución a un proceso que incluya en su texto aquellos aspectos de la realidad nacional que presiden su vida pública cuarenta años después de ser creada. Existen multitud de matices que proclaman la bondad de esa muda porque nuestra existencia ha evolucionado profundamente desde entonces y existen situaciones y exigencias que ni siquiera existían entonces. Pero hay que afrontar este cambio desde el cariño, la reflexión y el respeto. La Constitución del 78 es uno de los logros políticos y sociales más importantes de la España contemporánea. Por lo que ha aportado, por lo que es y por lo que importa, merece ser amada.

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