Opinión

El piloto y sus simpatías

Resulta particularmente curioso que un deportista de las prendas que ostenta Fernando Alonso no le caiga bien a la gente. El piloto asturiano no es ni por asomo Pau Gasol ni Rafa Nadal, esos ases del deporte hispano a los que todo el mundo adora y que se han ganado el cariño del público venga de donde venga y lo han hecho además, muy merecidamente. Alonso es un tipo huraño y excesivamente lacónico en sus manifestaciones de cariño, que parece tender una barrera infranqueable para que el ordinary people de este país nuestro sepa en cada momento que no es uno de los suyos, y que hace especial esfuerzo por expresarlo en cuanta ocasión se le brinda para hacerlo. Lleva una carrera muy irregular en estos últimos años y parece tener especial habilidad para abandonar las escuderías justo en el momento en que los coches con los que él ha fracasado inician el despegue. En esta primera carrera en la que ha participado tras su percance, y estrenando volante en McLaren, hubo de retirarse a las 22 vueltas y basta que hubiera dejado su sitio en Ferrari a Sebastian Vettel para que el alemán ganara la carrera.
Lo más sorprendente es que he tenido la paciencia de preguntar a diestro y siniestro sobre esta circunstancia y, o bien he preguntado mal o todos los que han hablado conmigo se alegran en mayor o menor medida. De hecho, más de uno ha subrayado su respuesta con una risotada. “Ha sido dejar Ferrari y Ferrari comienza a ganar carreras”, me decía uno. “Tiene tela que Alonso fuera campeón del Mundo con Renault –calculaba otro con una sonrisa- y después no lo haya conseguido nunca más pilotando para las tres grandes”. Es cierto, Alonso debutó en Minardi en 2001, pasó a Renault, fue campeón del Mundo con la escudería francesa en 2005 y 2006, se fue a Mercedes en un año lleno de disgustos, retornó a Renault donde nada hizo, le fichó Ferrari y parecía que los coches de la más famosa escudería del mundo fueran camionetas de reparto. Tras cinco temporadas dejó a los italianos para tornar a McLaren. Y no ha dado una a derechas mientras Ferrari vuelve con Vettel y Raikkonen, y se afianza Mercedes con Hamilton y Rosberg.
Sinceramente, Fernando Alonso debería hacérselo mirar. Somos un país cainita pero él tampoco pone mucho de su parte.

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