Opinión

Como en Minority Report

Urgido por su perentoria necesidad de hacer algo que le saque en los papeles como sea, el diputado Pablo Iglesias inventó el jueves en el Congreso un nuevo concepto judicial cuya existencia desarticula cualquiera de los que engrandecen y hacen digna la práctica forense. Se inventó la figura del delincuente potencial olvidando quizá que en el ordenamiento jurídico de cualquier país democrático como el nuestro la presunción de inocencia es uno de sus pilares más justos, necesarios y mayoritariamente respetados. Iglesias aplicó además esta denominación al conjunto de representantes del pueblo que se sientan en la Cámara junto a él, y si bien no hubo nadie que le preguntara por los nombres y apellidos de futuros delincuentes, es incluso presumible que, siguiendo al pie de letra el argumento, los diputados de Podemos con él a la cabeza deban incluirse en ese saco en el que Iglesias presupone que sus señorías pueden ser a la vez parlamentarios y cuatreros.
Se trata de un concepto ya manejado especialmente en el género de ciencia ficción y puesto de manifiesto en películas como “Minority report” que protagonizó Tom Cruise. En ella, una división de policía consigue tener conocimiento de los delitos antes de que estos se perpetren y por tanto es capaz de neutralizarlos y detener a los criminales poco tiempo antes de que cometan la fechoría. La responsabilidad de anticiparlos corresponde a una pareja de jovencitas visionarias sumergidas en una especie de estanque metido en nieblas. Estoy convencido de que Pablo Iglesias ha visto esa película aunque no haya pruebas de que le inspirara estas tan comentadas y lamentables intervenciones, porque se dirigió a sus señorías desde el escaño y no desde una bañera.
Pablo Iglesias no lo puede remediar y se ha propuesto utilizar el Hemiciclo como un plató de televisión para lo cual apela a cualquier cosa y le importa muy poco si es honesta o indecente. Pero el propio reglamento del Congreso debe intervenir muy seriamente cuando el sujeto de referencia se arrebata en su empeño por dar titulares y falta el respeto a la Cámara que es faltar el respeto a todos los españoles. En este país nuestro no nos va bien cuando consideramos anecdótico lo que es serio. Luego recogemos lo que recogemos.

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