Opinión

La ministra que no sabía nada

Seguramente no ha existido una ministra tan iletrada y al tiempo tan ruinosa como Magdalena Álvarez, aquella responsable de Fomento que salpicaba su polémica actividad con sentencias de su propia invención que ponían los pelos como escarpias. Recuerdo por ejemplo el día en que explicó su filosofía para afrontar  la gestión propia de su ministerio: “Existen determinadas cuestiones –dijo- que aún conociéndolas las desconozco” La ministra quería decir sin duda que desconocía la mayor parte de las situaciones que planteaba su departamento, pero que como tenía un modo muy sandunguero de afrontar la vida y nada se le ponía por delante, ella decidía desde la pura ignorancia y luego ya veríamos. En esos planteamientos tan peculiares salía a atrocidad diaria pero, lejos de acabar cesada donde las circunstancias suelen meter a los más incapaces, el premio a la comisión de toda clase de desmanes fue un puesto de élite en Europa que no tuvo ni siquiera la obligación de abandonar cuando la jueza Alaya la imputó en el caso de los Eres. Considerada por los tribunales que juzgan el caso como imprescindible para llevar a cabo el gigantesco fraude, Magdalena Álvarez está aún pendiente de procedimiento pero sigue siendo vicepresidenta del Banco Europeo de Pensiones puesto retribuido con 20.000 euros mensuales y nadie le ha exigido que se vaya a su casa.
Ahora le salen los fantasmas por todas partes y a su gestión en la Junta de Andalucía con Griñán y Chávez  hay que añadir en estas horas su responsabilidad en la firma del acuerdo con una filial de Abertis que le va a costar al Estado casi mil quinientos millones de euros a pesar de que en su momento el propio Consejo de Estado advirtió a la ministra de la inconveniencia de asumir aquellas cláusulas. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid le han dado la razón a la compañía y el ministerio tendrá que pagar los dislates de aquella ministra de Zapatero que elaboró el plan de ampliación del puente de Rande en una cuartilla y se lo dejó en prenda a su sucesora. Maleni, exigía 400 pasajes gratis de avión cuando era consejera de AVIACO y usaba transporte militar aéreo para sus múltiples viajes. Concretamente ciento catorce.
En definitiva que Magdalena Álvarez no solo no sabía hablar y no tenía ni la más mínima idea de la Función Pública como ella misma reconoció. Sino que además, nos va a salir cara. Ella misma acuñó su propia divisa.: “Antes partía que doblá”  y así ha sido para todo.
 

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