Opinión

Mensaje en la camiseta

La desgraciada anécdota del jugador portugués del Real Jaén que se presentó ante los medios de comunicación de la ciudad que le recibía como jugador de su equipo vistiendo una camiseta cuyo motivo principal era una añeja foto de Franco tocado con boina de requeté, se advierte que ni pintada para abordar una necesaria reflexión sobre el contenido de los mensajes que se reflejan en estas prendas y que, como en su mayor parte están redactados en inglés, los que los visten apenas tienen ni siquiera remota idea de sus contenidos. Existen motivos de incitación en muchos de sus lemas que a lo mejor un juez podría considerar como atenuantes en casos de violencia de género. O animan al personal a emborracharse hasta caer de culo o cosas aún peores. Hace unos días, me cruce con una joven que llevaba orgullosa sobre la pechera una leyenda en inglés coloquial que traducida a nuestro idioma venía a decir algo así como “tenme esta noche si quieres y si no, jódete”. Cualquiera se resiste con pocos años a semejante reto. Abundando en el mismo tema, un amigo me contaba hace unos días que coincidió con un tipo gordo y sudoroso que descargaba cervezas desde un camión blasfemando sin descanso e insultando sañudamente a su ayudante. El sujeto llevaba una camiseta que reflejaba simplemente en letras: “Yale University” acompañadas del escudo oficial del prestigioso centro.
Considero por tanto razonable y prudente  con independencia de los gustos que cualquiera utilice a la hora de vestirse, ser consciente de lo que lleva. Se trata de asumir aquello que transmite y considerar los efectos que pueden crear en el prójimo los mensajes que lleva puestos. Un amplio sector de la población no sabe lo que dice su camiseta, ignora la personalidad de los personajes que pasea y así pasa lo que le pasó a este futbolista portugués que se colocó su camiseta con la cara del difunto y se quedó tan pancho. Es como si yo mañana me paseo por Lisboa con la cara de Oliveira Salazar y me sorprendo de que me apedreen.
Por tanto, y como medida de precaución, sepamos lo que decimos. Y una vez sabido y aceptado, que cada cual pande con las consecuencias. Pero que si te hinchan un ojo o una cuadrilla te asalta en el metro, sepas al menos por qué se producen esos sombríos sucesos.
 

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