Opinión

Marcha atrás

La situación que ha provocado en todos los escenarios de la vida cotidiana continental el atentado de Barcelona propone sin duda alguna un antes y un después. Estremece saber ahora hasta dónde puede llegar el desvarío infernal de los desgraciados a los que las mentes criminales de sus adoctrinadores conducen a territorios ilimitados. Los de Barcelona pretendían volar por los aires el emblemático templo de la Sagrada Familia si bien las sociedades evolucionadas cobran una cierta ventaja a la hora de encarar la problemática que plantea una guerra ya abierta e incontestable contra el yihadismo extremo. Sus ejecutores apenas poseen formación y ni siquiera los imanes que los guían a la desventura tienen un nivel de cultura mediano. Son, y hay pruebas palpables de que así es, unos tarugos sin cultura ni capacidad que solo pueden embrutecer a los que están aún más degradados. Por eso se comportan como principiantes y son capaces de volar la casa donde habitan manipulando explosivos sin saber cómo se hace. Eso propició que el atentado que se planeaba no pudiera llevarse a cabo.
Sin embargo, el daño es atroz y su terrible incidencia obliga a una reflexión profunda y necesaria que no admite orgullos ni jactancias y que coloca a cada cuál en su sitio desgraciadamente. Eso le ha ocurrido a la alcaldesa Ada Colau que no ha tenido más remedio que recular en sus decisiones y aceptar la necesidad de colocar bolardos en su ciudad y acotar muchas de las zonas de libre circulación convirtiéndolas en peatonales. Las ciudades serían muy hermosas y vitales si no estuvieran amenazadas por la sinrazón del fanatismo religioso. Una vez que sabemos que lo están, no hay más remedio que rectificar y hacer lo que se debe y lo que los que más saben han aconsejado que se haga.
En eso de dar marcha atrás, nada como la CUP que ahora sí irá a la manifestación. Son los de la CUP muy de sacar pecho de cualquier cosa hasta que a alguno de ellos se le enciende la luz y propone meditarlo. Suele ser tarde y hay que envainársela pero para que no sea tan humillante hay que matizar. “Bueno, vamos porque si no vamos nos la van a liar. Peo estaremos lejos del Rey y de Mariano”. Pues  bueno…

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