Opinión

Los rincones del sistema

La democracia es el mejor de los sistemas de gobierno aunque  existan en sus esencias demasiados puntos débiles que nos exasperan. Es esa democracia la que le va a permitir al inefable Puigdemont manejar los plazos, aquilatar los tiempos, jugar con las prórrogas y probablemente regatear la acción de la Justicia o al menos, prolongar artificialmente su aplicación. El orden judicial belga es ligeramente distinto al español y las martingalas a las que se amarra el sinuoso abogado que le presta asistencia van a conseguir que el ex presidente del gobierno catalán eluda el banquillo el tiempo suficiente para que se echen encima las elecciones  catalanas y afronte su procesamiento ya aforado, con lo que el procedimiento se va a prolongar en el tiempo tanto como sea posible. Los encausados van por tanto a apelar a ese salvavidas que abre la puerta a la condición de aforado que obligará a enviar las causas desde la Audiencia al Supremo desactivando parte de la actuación y ofreciendo un respiro a quien no lo merece. Son trucos que  el sistema democrático permite aunque muchos ciudadanos nos preguntemos cómo es posible que a esta caterva de mujeres y hombres con semejante historial se les otorguen tantas herramientas para ir saltado de piedra en piedra  y  capeando el temporal que ellos mismos han provocado con sus desatinos. Unos en la cárcel, otros en su refugio belga y otros en sus propios domicilios bajo vigilancia componen un panorama penoso. Pero esa lamentable e irrisoria estampa que la Historia se encargará de juzgar con una gran severidad seguramente, es lo que menos les importa a todos ellos. Puigdemont y los fugados parecían en la foto que los periódicos han facilitado, una alegre peña de participantes en un torneo de mus.
Sin embargo, sospecho que ese mismo sistema democrático  que, a primera vista parece lleno de puntos débiles y tan perezoso para alcanzar velocidad de crucero, es inexorable una vez se echa a rodar. Y por tanto, acabarán imponiéndose y colocando a cada uno en su lugar porque la maquinaria del Estado de derecho recuerda a un rinoceronte   que tarda en reaccionar pero que es demoledor cuando reacciona. Puigdemont volverá tarde a España pero sabe que volverá y en condición de extraditado. La Justicia belga nos lo devuelve cuando sea que venga de vuelta. Y lo hace  conforme a varios de los delitos de los que le acusa España. Tardará pero volverá.

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