Opinión

Las mayorías silenciosas

A medida que se acerca  la fecha tope del 1-O que marca la frontera de un nebuloso futuro las personas pensantes tratamos de establecer una base de reflexión libre de condicionamientos que nos permita encarar en plenitud esta disparatada cadena de acontecimientos. Por mi parte, tengo por cierto que este escenario toma como punto de partida dos hechos que parten de distintos puertos pero responden a un parecido desatino. Por un lado, el presidente Aznar cede en su momento las competencias en materia de Educación en favor de las administraciones autonómicas a cambio de una mayoría capaz de garantizarle el Gobierno. Entrega a la Generalitat de Cataluña una herramienta de extraordinario valor para  iniciar su campaña de captación catalanista. Aznar afirma hablar catalán en la intimidad quizá porque su padre fue durante un tiempo director de “La Vanguardia” y coloca a Jordi Pujol en una situación de privilegio. Unos años después, José Luis Rodríguez Zapatero firma para la Historia su famosa y irresponsable sentencia. “Lo que vosotros aprobéis en Barcelona lo refrendo yo en Madrid”. Zapatero no desea añadir ningún otro condicionamiento. Por ejemplo, que lo que apruebe Barcelona no atente contra la Constitución ni vulnere la ley. De hecho, su decisión responde a la obtención de una idéntica meta. Conseguir la mayoría necesaria para seguir gobernando. Son dos sujetos muy distintos unidos por un destino, como Bucht Casidy y Sundance Kid...
A partir de estos dos episodios, el asunto se complica. Y se complica tanto que ha acabado derivando en este escenario perverso en el que los políticos que hoy gobiernan Cataluña han puesto a recaudo de un anhelo los elementos que definen con toda propiedad un golpe de Estado.
Lo que sorprende en este patético horizonte es sobre todo y ante todo, el silencio cobarde de la sociedad civil. Hasta hace menos de una semana instituciones, colectivos, gremios, sectores y personas de relevancia de la sociedad catalana no habían abierto la boca y comienzan a reaccionar ahora, en el último tramo de esta carrera al absurdo cuando apenas queda tiempo. Ahora sabemos que ciertos intelectuales  catalanes de izquierdas se oponen al referéndum en “El País”, que la CEOE tiene miedo a pesar de que supresidente -catalán por  otra parte- añade una morcilla a la declaración ofical que indigna a los asociados. Hay una protesta de ciertos profesores....
Pura filfa. La mayoría catalana ha sido y es culposo silencio.

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