Opinión

La nación según Sánchez

No está en los resultados electorales cosechados por Pedro Sánchez el mejor bagaje que el candidato puede presentar a los electores en su intento por recuperar el mando del PSOE. Sánchez ha perdido con estrépito las dos consultas a las que se ha presentado, obteniendo las peores cifras que históricamente logra un aspirante socialista a la presidencia del Gobierno. Durante el debate a tres bandas que los pretendientes a la secretaría general del partido protagonizaron días pasados, Susana Díaz se lo recordó insistentemente a su fraternal enemigo cuya respuesta consistió en recordar a su vez a la dirigente andaluza que, gracias a ella y a la vieja guardia, Mariano Rajoy era en estos momentos presidente del Gobierno. Fue un diálogo pródigo en reproches que el tercero en discordia, el vasco Patxi López vio pasar por delante como los centrocampistas de un equipo inglés cualquiera ven pasar el balón por el aire sin tener la más mínima probabilidad de jugarlo.
Pero lo que personalmente me resultó más desolador en el conjunto de argumentos que Sánchez utilizó en esta cita fue el tamaño de sus lagunas conceptuales en temas de probada importancia especialmente para alguien cuya aspiración máxima es llegar a la Moncloa. Para Sánchez por ejemplo, España ha sido primeramente una nación de culturas y posteriormente una nación de naciones, bandeándose sin el menor rigor por esos conceptos etéreos que también se debatieron. La situación se tornó más grave cuando un Patxi López fatigado de escuchar tantas monsergas le preguntó a bocajarro: “Pero vamos a ver, Pedro ¿tu sabes qué es una nación?”. Sánchez volvió a perderse en vaguedades con ese tono de inseguridad hipnótica que el diputado madrileño utiliza cuando no tiene ni la más puñetera idea de lo que se le requiere. “Pues es un sentimiento que tiene muchísima ciudadanía por razones históricas o lingüísticas como le pasa a Cataluña y el País Vasco” respondió tras un silencio espeso.
Sánchez ha usado un concepto en Barcelona que a su vez ha tratado de desmentir en Madrid. Ha vuelto a rescatarlo matizándolo como ha podido en Sevilla y lo ha maquillado en Vigo. Si algo debe tener claro quien aspira a ser presidente del Gobierno de una nación es aquello qué aspira a presidir. Pero Sánchez no acaba de encontrarse. Nación es un sentimiento y a dormir tranquilo.
 

Te puede interesar