Opinión

La Francia de dos vueltas

El conocimiento que los españoles tenemos de nuestros vecinos del norte es simplemente relativo, del mismo modo que el conocimiento que los franceses tienen de nosotros también lo es y suele reducirse en ambos casos al intercambio turístico existente entre ambos países. Muchos franceses eligen España para pasar su veraneo, aterrizan  generalmente en el País Vasco y Cataluña, mientras los españoles vamos comúnmente a París para pasar un fin de semana y acudir con hijos y nietos a Disneylandia. Por eso, la abundancia de tertulias que al amor de los resultados electorales florecen en los distintos medios tienen un uso relativo a pesar de su excelente voluntad  porque lo escuchado no suele ir mucho más allá del umbral de la obviedad, aquel que delimita el conocimiento general del país vecino que poseemos todos los demás.
Dicho lo dicho, la afirmación en boca de todos los comentaristas que convierte a Macron en futuro y casi seguro presidente de Francia parece un tanto aventurada y también lo es ese titular que se cita en numerosos periódicos. Europa respira porque Lepen no ha ganado las elecciones. Muchos parecen olvidar que las elecciones francesas, tanto presidenciales como legislativas, se hacen en dos veces y esa circunstancia -ajena por completo a nuestro sistema electoral- ofrece multitud de respuestas. Lo natural es que Macron sume en la segunda vuelta los votos de la derecha y los restos del naufragio socialista, pero nadie sabe lo que ocurrirá con los del euro-defraudado Málenchon. La respuesta de este tipo de partidos nacidos en el caldo de cultivo del descontento –el de Lepen  también lo es- resulta impredecible.
Europa respirará aliviada cuando se celebre la segunda vuelta y volverá a respirar con los resultados que se produzcan en las que dan acceso a la Asamblea. Con una curiosa reflexión. Y es que Macron no tiene en realidad partido tras sí y es posible que Málenchon tampoco lo tenga. Por tanto, cabe suponer que el presidente de Francia puede no tener diputados en su Parlamento al que muy probablemente vuelvan la derecha tradicional y también la izquierda. Si así ocurre, habrá cohabitación que para Francia no es nueva. No es confortable pero en eso tienen una cierta experiencia.
 

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