Opinión

La comedia francesa

Tantas veces hemos soñado con asistir al fin de ETA que cuando ha llegado, el final nos ha pillado con estos pelos metidos ya de lleno en otras cuestiones como si ETA fuera una cosa antigua y apolillada, producto de un pasado que todo el mundo quiere olvidar lo antes posible incluyendo, claro, los asesinos. ETA mató a ochocientas cincuenta personas, sembró el dolor, el miedo y la ira en el corazón de muchos españoles durante medio siglo de apretar el gatillo, y su final se escribe ahora como en clave de sainete, intervenido por el marketing más cutre y casposo con el que los restos de esta banda de criminales desea manipular a la opinión pública internacional tratando de teatralizar una rendición en toda regla que pueda disimular el verdadero contenido de este acto postrero. ETA se entrega porque no puede seguir, porque ha sido cercada y estrangulada por policías y magistrados, porque se ha quedado sin amigos en el exterior, porque ya no puede financiarse con el impuesto revolucionario. No hay extorsión y chantaje, no hay dinero. ETA está muerta…
Por eso, este último acto que pretende disfrazar una derrota es todavía más vergonzoso por la presencia en esta comedia presentada como cumbre internacional de Cambo en el sur de Francia, de personajes que la generosidad democrática permite que jueguen. Ni se entiende ni se justifica la presencia en esta cita de una representación de Podemos, una formación que en el País Vasco está claramente comprometida con los ultras abertzales herederos de las generaciones finales de etarras que han cerrado la tienda. Y si no fuera por el dolor que su comportamiento transmite, inspiraría una amplia sonrisa la patriarcal figura de Andoni Ortúzar, representante del PNV, con aspecto de viejo canónigo recién almorzado con la nariz colorada como un porrón, la sonrisa floja y esas manos gordezuelas que parecen destinadas a limpiarse los restos del cordero en los vuelos de la sotana.  No me hubiera creído nunca la posibilidad de que UGT pudiera estar allí, pero estuvo. Decididamente, el viejo sindicato socialista es hoy una casa de lenocinio mal gobernada y lo demuestra a cada paso. Uno de los secretos de la rentabilidad de los prostíbulos reside en estar bien regidos, de modo que UGT se tiene que poner urgentemente a ello.
Contemplar en el mismo acto a Ortúzar, Jerry Adams, Otegi y un amiguete de Kofi Annan que vendría sospecho a cobrar las dietas, junto a los representantes de UGT y Podemos produce vergüenza y desconsuelo. Este no es el final que los demócratas queremos para ETA. De la España legítima e institucional depende que tengan el que se merece.

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