Opinión

Jordi y el señor bajito

Siguiendo al pie de la letra el código deontológico del separatismo catalán, el ex presidente de la asociación independentista, ANC y candidato a la presidencia de la Generalitat por Junts Per Cataluña, Jordi Sánchez, ha comunicado por medio de los letrados que le asisten al magistrado que instruye la causa por rebeldía, sedición y malversación de caudales públicos su deseo de retirarse de la política si, a cambio, recobra la libertad. La demoledora influenza de la legislación vigente ha causado estragos en las filas del independentismo, provocando rendiciones en masa. Uno a uno van cayendo los protagonistas de aquella dramática pantomima que  proclamó con carácter unilateral la república de Cataluña, y los que aún permanecen en libertad vegetan  al otro lado de nuestras fronteras cada vez más olvidados y cada vez más conscientes de que su popularidad se extingue y su gloria está a un paso de caer en el olvido. Por eso, el compromiso, la fidelidad a los principios y todo este código ético que se presuponía ha sido simplemente olvidado delante del juez en cuya presencia, los antaño orgullosos abanderados de tan heroica gesta  deponen su orgullo, acatan lo que haga falta y ofrecen como moneda de cambio sus propias creencias  con tal de que la ley se olvide de ellos.  Me da que no cuela pero…
Paradójicamente, los dos millones aproximados de votantes que defendieron en las urnas el principio de independencia no han sentido la tentación de ponerse a pensar en la fragilidad de los líderes que han creado y su carencia total de principios. Los votantes no  demandan a sus representantes políticos  las responsabilidades de una gestión que está abocando a Cataluña a la ruina, no exigen saber por qué se les ha ocultado todo lo abominable y perverso de un plan concebido sin la menor reflexión ni conocimiento. Ahora sabemos que los sujetos que gobernaban la Generalitat han estafado, han comprado voluntades, han tratado de sobornar a los observadores externos, han malversado  dinero público, se han lucrado, han manipulado instituciones y, sobre todo, están causando a la economía catalana un daño gravísimo. Pero de nada les sirve a estas alturas conocer que las inversiones extranjeras han caído en Cataluña un 40 % mientras en el País Vasco crecen en un 70 y en Madrid un 25.  De nada vale seguir asistiendo a la continua huida de empresas… Es algo tan disparatado como la explicación que hacen los malteses de la famosa victoria por 12-1 treinta y cinco años después. Lo del señor bajito con la bandeja de limones parece un argumento propio del independentismo catalán. Suena a coña.

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