Opinión

Guardarropía de épocas

La mayor parte de los actores, directores y responsables de arte de las producciones cinematográficas que se ruedan en la actualidad no había nacido cuando se produjeron los hechos que convierten a los años sesenta y setenta del siglo pasado en escenarios sumamente apetitosos para situar la acción de sus películas. De eso hace la friolera de medio siglo que es lo que cumple en estos días el emblemático álbum de los Beatles “Sargent Pepper’s lonely hearts club band” referente inequívoco de la época. Hace cincuenta años de los movimientos hippie que pusieron patas arriba las tradiciones más conservadoras en los Estados Unidos, acosaron a sus gobernantes para detener la sangría de Vietnam y derribaron las vergonzosas murallas de la segregación racial. Gracias al empuje de jóvenes universitarios liberales y sin prejuicios muchos absurdos preceptos sociales saltaron por los aires y la banda sonora de aquella revolución se interpretó con baterías y guitarras eléctricas creando un clima vital tan sujetivo y turbador que hoy se recrea constantemente en las películas. Como digo, los encargados de hacerlo no habían nacido y los que sí estuvimos en aquellos ámbitos observamos los escenarios que nos ofrece la gran pantalla y movemos la cabeza de un lado a otro en perpetua señal de desaprobación aunque somos conscientes de que el cine es el cine y no hay manera que cambiar el proceso.
Poco de lo que se contempla en la cinematografía del western responde a la realidad incluyendo el propio vestuario presente en las cintas que inventaron con clara intención épica y estética los ambientadores de los nacientes estudios californiano. El cine inspirado en los acontecimientos que en Europa y los Estados Unidos se sucedieron en las dos décadas fantásticas del siglo XX tampoco acierta, y tiene un tufo a guardarropía y a falso diseño que marea como bien sabemos los que éramos jóvenes entonces y a los se afanan por retratar estas películas. Cuando las veo me parece que asisto a una fiesta de carnaval en lugar de un ejercicio de ambientación riguroso.
Está bien. Lo acepto pero me gustaría sugerír a los directores de ahora que estudiaran a los de antes. Acabo de ver “El juego de la oca” de Summers y me reafirmo. Allí está todo lo necesario para acertar en la ambientación y en atrezzo. Solo hay que sentarse y tomar nota. 
 

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