Opinión

Exposición mediática

La pareja Vip de la semana más transgresora vivida por la Iglesia católica, la que forman un prelado polaco y su novio catalán, ha decidido abandonar su discreción de antaño y, una vez adoptada la sublime decisión de salir de su armario, proclamar su romance a los cuatro vientos asomándose a los diarios. El padre Charamsa, y sobre todo su pareja que es quien parece llevar la voz cantante en esta estrategia de mostrarse a la sociedad, acaban de cambiar el silencio de años y años de relación inconfesable por un minuto de gloria. Allá cada cuál pero no es menos cierto que, una vez elegido el camino, es imprescindible asumir también las consecuencias.
La pareja del sacerdote polaco es un señor catalán llamado Eduard Planas, de profesión informático y de extracción independentista que, por lo que cuentan muchos de los que compartieron con él jornada laboral, lejos de resultar un plasta  intelectual, reservado y sombrío, era muy al contrario un cachondo mental y el epicentro de todas las fiestas que organizaba su departamento. Uno de ellos confesaba ayer que no tenía ni la más remota idea de la vida privada de su compañero de trabajo, y que cuando se lo encontró en todos los medios de comunicación acompañando al prelado vaticano, no pudo reprimir su sorpresa: “¿Pero qué hace Eduard con ese cura polaco?”. Explica que era gestualmente muy amanerado y que jamás hablaba de mujeres ni de apaños amorosos así que sospechaban que era homosexual pero lo han sabido ahora. Por lo tanto y para entendernos, Eduard y Krzysztof han pasado del anonimato extremo a la exposición mediática y más ahora que han resuelto vivir su relación sin tapujos en la Barcelona del Ensanche donde vive el catalán y donde ambos residirán a partir de esta fecha en las que el religioso habrá de enfrentarse a la pérdida de su condición y al abandono de su puesto de trabajo.
Las cosas como son, ambos corren un peligro cierto de que les engulla el circo mediático  y los dos han de andarse con ojo para que semejante tragedia no les pase tarjeta. Bien es verdad, que su situación  es sinónimo de polémica y munición para el desenvolvimiento de posiciones enfrentadas. Homosexual o no, el padre Charamsa ha vulnerado el precepto del celibato que caracteriza a los religiosos católicos. Y por muy permisivo que sea el Papa, no hay perdón para él al menos por ahora.
 

Te puede interesar