Opinión

El paso decisivo

El paso decisivo para acabar de una vez por todas con esta pantomima trágica y ridícula en la que se ha convertido el intento de rebelión organizado desde Cataluña por unas fuerzas secesionistas que han acudido para tratar de imponerla a lo más bajo y vergonzante de la condición humana, es tan prosaico y sencillísimo como averiguar de una vez por todas de dónde sale el dinero para que los fugitivos sigan manteniendo un estatus más que confortable en su refugio de Bruselas que implica la posibilidad de contar con una escolta y sufragar otros vicios menores. Esta investigación encaminada a cerrar un grifo abierto que no se sabe en qué casa está operativo incluye la gestión de seguir los fondos de los que se han valido los alcaldes fieles a la causa para viajar a Bélgica y darle al bastón de mando en las plazas públicas como si fuera la daza de los pastores y las garrotas que se baila en los campos de Soria, y cómo es posible  que existan todavía fondos en las asociaciones pro independencia para pagarle el aval a Forcadell que le ha permitido  salir a la calle. Estoy convencido de que si por la boca muere el pez, por la bolsa mueren los catalanes sediciosos, y ya va siendo hora de que se explique convenientemente de dónde sale esa pasta teniendo en cuenta que Cataluña es más pobre hoy que cuando se inició el proceso, y los dineros de los catalanes se han gastado en disparates que ahora afloran para cubrir de vergüenza y deshonor  a los que han gestionado esta comunidad durante años. Si yo fuera catalán viajaría a Bruselas y me traería de los pelos a ese patético Puijdemont para que explicara en profundidad el alcance de sus actos pero por fortuna no lo soy. Estoy en Madrid tomando una cerveza en una soleada mañana de otoño con los balcones adornados por hermosas banderas rojigualdas y ni yo ni los que me rodean tienen necesidad de avergonzarse de nada. El ayuntamiento de Madrid unas veces hace bien los deberes y otras no tanto, la Comunidad unas veces acierta y otras falla pero no hay nada más. Nadie tiene que sonrojase ni  sentirse engañado. Tener un ex presidente como ese turbador Puijdemont vagando como un fantasma y humillándose él y contribuyendo a la humillación de muchos de sus paisanos es un panorama de crueldad inusitada sobre todo ante la percepción de que este sujeto sigue viviendo de la sopa boba. La cosa va para un mes y ya va siendo hora de que se le cierre el paraguas. 

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