Opinión

El misterio de la Cabalgatas

Antes era muy frecuente que en entrevistas a los famosos rondando esta época del año se solicitara al invitado al encuentro la lista de sus peticiones a los Reyes Magos. El interlocutor podía optar por el uso de la versión falsamente intelectual afirmando que en su carta pedía justicia para los más desfavorecidos, paz para el mundo y sereno juicio para los encargados de regirlo, o simplemente podía elegir la vía más sincera proclamando sus verdaderas peticiones ya materiales o ya de pensamiento. Si entonces me hubieran preguntado a mí por ejemplo, en el primer caso hubiera respondido que me gustaría recibir una “Gretsch G6122 Country Gentleman” en color vino tinto como la que tocaba George Harrison, y en el apartado inmaterial, que el Madrid ganara la Liga y la Champion, por poner un ejemplo de lo más sincero y contundente.
A día de hoy, mis peticiones probablemente serían otras, no por falta de deseo en consecución de las peticiones anteriores, sino porque, a estas alturas del curso, uno se torna más pragmático, se conforma con menos, se afana en ser menos egoísta que antaño y comienza también a plantearse prioridades. Prefiero gozar de toda la salud a la que uno puede aspirar a mis años que el Madrid gane trofeos. Y sobre todo, hay que ser realista y solicitar con modestia y discreción cosas que sean posibles. Por ejemplo, que la gente disfrute de mi novela y a poder ser, que la compre.
Pero visto como se está poniendo lo de los Reyes Magos, va a ser cosa de plantearse no escribir cartas para no despertar al león dormido pisándole el rabo. Sospecho que el intenso debate que se ha suscitado en la barriada madrileña de Vallecas con su cabalgata de Reyes es la consecuencia de esta manía tan nuestra de quedarnos o pasarnos, todo menos estar en el justo medio. Antes, en los viejos tiempos, te quedabas por timorato. Por prudencia, por inseguridad, por miedo al ridículo, por una educación recibida… Ahora lo que mola es pasarnos. Por eso, en la cabalgata de Vallecas habrá una carroza ocupada por colectivos de género trans con una famosa drag queen a la cabeza, una intervención  que los organizadores explican como aportación a la reivindicación de la libertad sexual y que sinceramente no sé qué pinta en una parada que se dedica expresamente a los niños y su ilusión por ver a los tres personajes llegados de Oriente que les van a llevar a su casa unos juguetes. La carroza sintoniza muy bien con el Carnaval pero no creo que lo haga con la noche mágica del 6 de enero. 

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