Opinión

El fútbol partido en dos

Hace apenas tres meses, los varones de la familia y yo mismo tomábamos gozoso asiento en la tradicional grada de Anfield donde habita lo mejor y más genuino de la parroquia “red”. Es “the Kop” la tribuna incomparable donde se canta a voz en cuello “You’l never walk alone” acompañando el disco que suena en megafonía de los históricos “Gerry & the Pacemakers” una banda local que colocó este número de vodevil en cabeza de listas del Reino Unido monopolizadas por sus amigos y paisanos los Beatles. Gerry Marsden, ya setentón pasado “scouser” de libro y socio honorario para el resto de sus días, no se pierde un partido aunque un tipo me dijo allí mismo que en su adolescencia, Gerry era hincha del Everton, vaya por Dios.
Digo pues que nos sentamos y nos pusimos a seguir con interés las evoluciones del brasileño Coutinho, la perla de este Liverpool de hoy,  para saber si el mediocampista brasileño era tan bueno como se dice aunque todavía no sabíamos que la operación Neymar estaba destinada a romper el mercado y voltear todos los rincones del fútbol internacional, creando un antes y un después. De hecho, Coutinho nos pareció a todo el clan un jugador notable, bien apañado y con criterio pero en modo alguno una figura. El astro del Mersey jugaba su fútbol en mitad de un desierto y de hecho todos nosotros nos fijamos en el medio centro de su rival aquella tarde, el Southampton, un futbolista corpulento y calvo que jugaba más que el resto. Era Oriol Romeu, jugador formado en la cantera del Barça y con un montón de equipos en su carrera que, tras pasar por el Barcelona, el Chelsea, el Valencia, el Stuttgart y alguno más, se alistó en el Southampton y allí debe seguir siendo el rey del mambo. Mejor que Coutinho diez veces. Y 
Valga este largo y seguramente intrincado aserto para significar lo que esta transacción en mi opinión fraudulenta que ha puesto a Neymar en el PSG significa para el fútbol mundial y un Barcelona  a la carga que con esa pasta podría comprarse el Liverpool entero. Eso era, sin embargo, antes de esta locura sin límites. Ahora, si el Barça lo quiere, Coutinho –quien paso de puntillas por el Español - cuesta veinte veces su valor de partida. Kylian M’Bappé, el jugador del Mónaco de 18 años sale tasado en 180 y el Madrid lo desea siempre que empaquete a Bale. Pero el chico está en el escaparate y nadie sabe cuando valdrá mañana por la mañana.
Un horror que acabará con las ligas domésticas, ahondará la brecha entre los poderosos y los modestos, quebrará para siempre las reglas, y conducirá el fútbol a la ruina: moral y económica. Algo hay que hacer. ¿Introducir la ética quizá?...

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