Opinión

El divino cautivo

La tendencia mostrada por el presidente Sánchez a facilitar pactos con fuerzas políticas independentistas, además de colocarlo en estado de subordinación permanente –por mucha autoestima que Sánchez segregue no deja de ser un cautivo aunque sea tan divino- le impide también reflexionar con libertad sobre la clase de socios que se busca para sus ejercicios de divinismo. En un tiempo que se está caracterizando por la consolidación de la causa feminista y la justa lucha de las mujeres por obtener la equiparación en todos los órdenes, no estaría de más que Sánchez y sus ministras se leyeran los textos que dejó firmados Sabino Arana, el adalid del independentismo vasco, sobre la condición femenina muy en sintonía con el carlismo del que procede. Son tan monstruosos que compiten en pie de igualdad con algunas de las reflexiones que sobre este mismo particular se plantean los exegetas islamistas. Claro que, puestos a comparar, la cerrilidad fascista de los independentistas catalanes supera con amplia diferencia a Vox. Esta ideología supremacista  nacida  bajo las bóvedas de las iglesias y edificada en torno al más escandaloso capitalismo practicado por la alta burguesía, representa la quinta esencia de la burguesía más intolerante. Era la derechona de barrio alto y palco en el Liceo,   perseguidora de los obreros, vejatoria para con los emigrantes llegados a Cataluña -especialmente y durante los dos  últimos siglos andaluces, murcianos y gallegos- cerrada en banda,  despótica y muy adicta a contratar asesinos para meter en cintura a los charnegos que se subían al guindo. Como pincelada ilustrativa cabe recordar algunas de las declaraciones efectuadas por la esposa de Jordi Pujol, una señora de xenofobia confesada, esposa de corruptos y madre de corruptos aún mayores todavía.
Este pintoresco y heterogéneo grupo de amigotes que han permitido que triunfe su moción de censura, tiene esos antecedentes históricos por más que la historia real –la de verdad y no la que se inventa los libros de texto de ambas comunidades-   demuestre que no solo no son trigo limpio sino que han mostrado un comportamiento que avergüenza. Machistas, misóginos, cavernarios, intolerantes, reaccionarios, capitalistas, homófonos, fanáticos religiosos, filibusteros, carcas, insolidarios, clasistas…
Lo mejor de cada casa. Y si bien los vascos se han olvidado ya del terrorismo etarra, los otros son además y ahora, golpistas.

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