Opinión

El debate parlamentario

El  desolador espectáculo ofrecido en el Congreso por las fuerzas políticas que debatían la supervivencia o derogación de la ley sobre la revisión de condena ha  vuelto a poner de manifiesto la precaria condición de nuestros representantes parlamentarios. Hay, desde luego una creciente sensación de que la calidad política, cultural e incluso moral de los diputados ha ido decayendo de tiempo en tiempo, y este triste espectáculo representado estos días no parece sino apoyar esta sensación lamentablemente creciente en una sociedad que parece tratar de poner obligada distancia entre ella y sus políticos. El  tono mostrado en esta sesión en la que se dirimía una cuestión de primer nivel enseña muchas cosas y ninguna de ellas buena. Y advierte de una tendencia cada vez más deplorable y activa. La aspiración por parte de muchos de los que ocupan escaño en convertir  el Hemiciclo del Congreso en un plató de televisión en el que se escenifiquen esos programas en los que la educación y las formas pasan a segundo plano. Es una tendencia que debe preocuparnos. A algunos, no a todos por desgracia, nos preocupa.
A estas alturas, y tras asistir  atónitos a una sesión en la que muchos de los parlamentarios perdieron incluso y en el fragor de una batalla el respeto a una amplia representación de familias de víctimas de crímenes terribles que se asomaban al debate desde la tribuna de invitados –la presidenta del Congreso era su anfitriona- no es fácil determinar cómo se pueden perder así los papeles, pero es que ni siquiera es fácil entender el por qué de este debate que nadie había pedido y que se desgranaba  paradójicamente en un momento de alta temperatura social más elevada si cabe ante la impresión del crimen cometido en estos mismos días en Almería. El terrible episodio que ha costado la vida de Gabriel Cruz, un niño de ocho años buscado durante doce días y encontrado cadáver en el maletero del coche que conducía la pareja de su padre al que todos cabos de la investigación y su propia confesión señalan como asesina. 
Personalmente me resulta incomprensible el comportamiento del PSOE al que sospecho su errática devenir va a pasar trágica factura. Su actitud en esta concreta etapa de la batalla política me parece irreconocible y me inclina a pensar que sus actuales dirigentes han perdido por completo la visión de la realidad cegados por una ambición irracional que sustituye a la proverbial serenidad y buen juicio que ha caracterizado su trayectoria de casi siglo y medio de vida. Pedro Sánchez, Margarita Robles, José Luis Ábalos, Cristina Narbona… Algo digo yo tendrán que decir. Y si no lo dicen será peor. Este PSOE es ininteligible. 

Te puede interesar