Opinión

El barómetro no miente

La última entrega del boletín que en materia de demoscopia elabora el departamento de ciencia Política y Administración de la Universidad del País Vasco aporta un nuevo perfil de la sociedad de Euskadi que si bien podría sorprender en determinados ámbitos, proclama sin embargo su vertiginoso giro. El famoso Euskobarómetro demuestra que los vascos son cada vez menos beligerantes en la defensa de sus viejos postulados, que se encuentran cómodos y conformes en el ámbito en el que hoy habitan, y que cada vez son menos partidarios de la independencia. De hecho, y según este informe reciente, el 61% de los habitantes del País Vasco se consideran tan vascos como españoles, lo que equivale a que así piensan y por ello se tienen casi dos de cada tres. Casi el 60% de ellos se proclama no nacionalistas.
Los datos de este estudio dicen exactamente lo que dicen. Un 70% largo de los encuestados apenas siente interés por el autogobierno y un 75% se da por satisfecho con el estatuto de autonomía que contempla la Constitución. Tras más de medio siglo de plomo, negrura y miseria, tras un largo periodo de lágrimas y de miedo, tras enfrentamientos fratricidas que han enemistado amigos, separado familias, roto parejas, propiciado huidas, fomentado el odio, la traición y la mentira, tras muertes y más muertes… el País  Vasco ha vuelto a la vida escarmentado pero renacido. Ya no se mata en una esquina, ni es necesario  arrodillarse para comprobar los bajos de un automóvil. Ya no llega a las casas un sobre solicitando en nombre de ETA el impuesto revolucionario a cambio de conservar la vida. Ya no hay curas que se niegan a rezar responsos según qué muertos, ni espías que delatan a sus vecinos. No hay más que un recuerdo amargo de una época de dolor y de vergüenza. Hoy Euskadi es merecidamente popular por las excelencias de su gastronomía, por la modernidad de sus instalaciones, por la belleza de sus paisajes, por su cultura y su envidiable nivel de vida. ¿Quién quiere volver a aquellos horrores? ¿Quién desea recordar aquella compartida tragedia?
Las nuevas generaciones están a otras cosas. Viven por fortuna otra vida y sienten de otra manera como dice el barómetro de la Universidad. Que los políticos sepan interpretarlo es otra cosa.

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