Opinión

Dice el entrenador del City

Josep Guardiola, a día de hoy entrenador plenipotenciario del Manchester City –al que por cierto no ha conseguido hacer ni campeón de Liga, ni campeón de Champions, ni campeón de la Copa de Inglaterra, ni nada de nada- ha vuelo a casa para sumarse públicamente a la causa independentista convertido en voz de una convocatoria secundada por un nutrido grupo de manifestantes ante los que ha pronunciado un manifiesto en el que acusa de represor al Estado español, tilda a su Gobierno de policial y pide ayuda a la comunidad internacional para que ampare a Cataluña en tan dramáticos momentos. Guardiola ha leído su reivindicación en tres lenguas bajo un sol de justicia que le ha estado pelando la calva. Otro argumento más para admirar su heroico patriotismo.
El recuerdo de un Guardiola con más pelo defendiendo la camiseta de la selección nacional de fútbol que consiguió el oro olímpico en los Juegos de Barcelona 92 no es para mí –a pesar de las muchas opiniones que se han encargado de recordar estos y otros hechos del ponente en los terrenos de juego- lo más significativo de este episodio vergonzoso porque sospecho que no es necesario hacer de la camiseta roja un acto de militancia y a mí me basta con que los convocados se entreguen, jueguen bien y ganen los partidos.
 Lo que más indignación me ha producido es el mensaje en sí. El contenido de esta perorata cuajada de mentiras y olvidos culpables lanzada al aire para  cumplir ciertos objetivos especialmente en el exterior, para lo cuál Guardiola y su causa no han tenido el mínimo sonrojo en denigrar a un Estado libre y soberano, ejemplo de democracia y participación, en el que se desenvuelven instituciones ejemplares, en el que sus diferentes policías cumplen cada día con su deber de proteger y amparar al ciudadano y que, entre 2008 y 2016,  ha invertido en Cataluña veintiún mil millones de euros, más que en ninguna otra comunidad española que se sepa.
Algún día, cuando toda esta falacia se atempere y este disparate ultra nacionalista languidezca, Guardiola  se verá en la obligación de dar explicaciones sobre su malvado comportamiento. Ya debería darlas a su club, el Manchester City, al que fue para ponerlo en órbita y con el que ha cubierto una temporada casi grotesca. Ha puesto al club que le paga en situación muy delicada pero si los empresarios del City no le piden cuentas allá ellos. El resto sí se las pediremos cuando toque.
 

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