Opinión

De nuevo en la carretera

Tras un agradable periodo de piadoso silencio, Pedro Sánchez ha retomado la agenda y ha vuelto a la carretera lo cuál no es lo que se dice una buena noticia. De hecho, este Pedro Sánchez del año que empieza ha recuperado sus viejos éxitos para cantarlos con voz nueva y ha resuelto volver a poner el acento en la causa social a la espera de que esta puesta en escena tan apetitosa le procure a la formación que preside un renovado impulso que le permita despegarse de Podemos como en la otra orilla, el PP parece convencido de que hay que marcar territorio para que Ciudadanos no les afane la merienda. Pedro ha vuelto por tanto donde solía y ha fiado a su encanto personal el inicio de una campaña boca a boca que lo devolverá a la vieja dinámica de las giras llevando  en el pico su mensaje de justicia social que ha esgrimido tantas veces sin decidir sin embargo cómo hay que gestionar los recursos del país para otorgarle a su programa el necesario y real sustento. Zapatero ya hizo lo mismo elaborando una ambiciosa ley sobre la discapacidad que, sobre el papel, era espléndida pero que no podía financiarse y menos en las circunstancias por las que atravesaba nuestra economía a un paso justo de que fuera intervenida por los hombres de negro de Bruselas. Sánchez viene a caer en lo mismo. 
El líder de los socialistas,  sobre el que una nutrida fracción del partido ha deseado depositar la renovación pendiente, ha echado mano de una solución sencilla para contar con mayores fondos para garantizar las pensiones. Consiste simplemente en subir los impuestos si bien como la medida es impopular por naturaleza, ha procurado maquillarla  distinguiendo el target que va a financiar esa subida. Se trata de aplicar el impuesto a la Banca  que en principio y tal y como se ha comportado la banca en el pasado reciente no tiene por qué tener mala pinta. El problema es, como siempre, la maldita manía de Sánchez de cubrir el cielo con cometas. Contar verdades a medias y poner en funcionamiento grandes proyectos que en la práctica resultan insostenibles. Muchos políticos cuando están en la oposición lo hacen hasta que llegan al poder y entonces se olvidan porque lo que han propuesto es imposible. El impuesto que proclama Pedro Sánchez apenas llegaría para superar por poco el 12% de las pensiones. Por lo tanto, puede abrirle la puerta de los titulares de prensa pero difícilmente le proporcionaría capacidad para afrontar  las necesidades que demandan las clases pasivas.
Pedro Sánchez no cambia. Y mira que ha tenido posibilidades de hacerlo.

Te puede interesar