Opinión

Cortarse un pelo

Nuestro último representante en el Festival de Eurovisión (cuya presencia ya se anuncia en lontananza y será realidad para lo bueno o para lo malo a mediados del mes de mayo) ha decidido cambiar de imagen y cortarse el pelo para iniciar una nueva carrera musical tras aquella polémica designación que le convirtió en el representante español capaz de emitir el famoso gallo que probablemente le haya marcado de por vida. Aún no cumplidos los veinte años y ya descuartizado por las redes sociales que no desperdician una ocasión para mostrarse despiadadas y crueles con cualquier bicho viviente en posición débil, el joven Manel Navarro pretende borrar este tortuoso pasado y partir de cero, con una muda completa de imagen, una canción dedicada al poliamor y un videoclip ligeramente sugerente con el que intentará que nadie le relacione con aquella devastadora actuación que le proporcionó la última plaza de un concurso que ganó sorprendentemente Portugal con una dulce balada. No era el primer representante nacional en el certamen que ocupaba la última plaza, y ahí queda por ejemplo Soraya y el Sueño de Morfeo que tampoco pasaron del último puesto. En 1983, la cantaora y bailaora Remedios Amaya obtuvo cero puntos en Múnich con “Quien maneja mi barca”, una zambra que batió todos los récords de catástrofe en nuestra participación hasta el punto de que los directivos de RTVE decidieron relegar a partir de entonces la retransmisión del festival a la 2º cadena ofreciéndolo, bien por La Dos o bien fraccionado, los diez años siguientes.
El castañazo de Manel Navarro, un buen chaval al que los responsables musicales del ente público engañaron miserablemente saliendo por patas en el mismo momento en que su canción fue elegida en el curso de una gala que acabó como el rosario de la aurora, no invitó esta vez a una decisión drástica como antaño, sobre todo porque se ha aprovechado el fenómeno “Operación Triunfo” y la buena presencia de la pareja elegida para iniciar un camino de expiación que pasa por hacer con la nueva propuesta un buen puesto. Pero la sombra de la duda pesa como una losa sobre los cantantes que representan a España en este evento y avecinan fracaso por muy aparentemente original que sea la propuesta. La victoria portuguesa en la pasada edición no tiene por qué anunciar continuidad, y la fórmula la hemos aplicado nosotros con un año de retraso y la sombría sospecha que si Amaya y Alfred no consiguen un resultado decente, los van a triturar en las redes y pueden correr la misma suerte de Manel que ha tenido hasta que desteñirse, cambiar de casa y cortarse el pelo. La garganta es muy traicionera.
 

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