Opinión

Un condenado se va a Ginebra

No es fácil para un profano, que naturalmente y como es mi caso no sabe una palabra de leyes y se guía por la intuición y lo que le dicta su propia conciencia cuando tiene que interpretar resoluciones judiciales, aceptar que el reo Ignacio Urdangarín pueda recibir un tratamiento posterior a la proclamación de su sentencia tan benigno  y conciliador como el que ha recibido mientras que a su socio y colaborador, Diego Torres, le aguarda bastante más dureza. Es cierto que contra la sentencia dictada por la Audiencia de Palma cabe recurso y los abogados de ambos reos  preparan ya sus alegatos para recurrirla, lo que implica que el procedimiento va a prolongarse algún tiempo. Pero mientras Torres, que reside en España, debe entregar su pasaporte para evitar riesgo de fuga a la espera de la sentencia firme e irrevocable, el cuñado del rey Felipe  recibe permiso para seguir residiendo fuera de nuestras fronteras y no tendrá otra obligación que presentarse los días primeros de cada mes  ante una autoridad judicial indeterminada en el país en el que tiene fijada su residencia. Ambos condenados por el caso Nóos –a seis años Urdangarín y a ocho años Torres- quedan sorprendentemente en libertad sin fianza a pesar de que el fiscal Horrach había solicitado el depósito de cien mil euros en el caso de Torres y de doscientos mil en el caso del ex duque de Palma. Este último llegó en un coche conducido por un chofer a la sede judicial, asistió a la vistilla y salió disparado  de vuelta a Ginebra. Torres se queda. No podrá salir del país y habrá de presentarse en el juzgado más próximo a su domicilio todos los días primeros.
El auto firmado por las tres juezas que han compuesto el tribunal determina que no existe riesgo de fuga. Supone que el arraigo es suficiente como para eludir medidas más graves y estima que el comportamiento de ambos acusados ha sido en todos los casos correcto, acudiendo a cada citación y no eludiendo nunca los deberes de su comparecencia. Aún así, Torres se queda sin pasaporte y Urdangarín lo conserva. Me lo expliquen…
Urdangarín no se fugará, es casi cierto. Pero esa consideración está únicamente supuesta y desde Ginebra es más fácil abrirse que desde Barcelona así que vamos a esperar que no ocurra nada que ponga a las tres juezas contra las cuerdas y en la obligación de enfrentarse a circunstancias más fuertes. Cosas –y fugas- igual de sorprendentes ya hemos visto.
 

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