Opinión

Los comentaristas triviales

Me asomé hace unos días a un programa  que emite la televisión de pago en el que el humorista manchego Joaquín Reyes juguetea con la Historia. Trivializar hechos me ha parecido siempre  un recurso indefendible y muchas de las nuevas estrellas mediáticas se han lanzado a degüello por esa senda tremenda. En el programa se juzgaba la figura histórica del rey Carlos II y los invitados se lanzaron a despotricar contra el personaje sin tener ni la más remota idea ni de él ni de su circunstancia que diría Ortega. El resultado fue una mamarrachada impresentable y odiosa en la que cada tertuliano trataba de pronunciar un disparate más grande que el anterior. Nunca me opondría a juzgar muy severamente la desgraciada figura del último monarca  de la dinastía Austria en el trono español si las opiniones provienen de invitados expertos en la materia, catedráticos de Historia moderna, intelectuales, investigadores, documentalistas, catedráticos o incluso particulares a los que les interesa la materia histórica y la tratan con el debido e imprescindible respeto.  Lo peor es cuando esos juicios los emiten sujetos que no saben nada, no sienten amor por la verdad y se ganan la vida tomándose los hechos, los estudios y las cátedras a beneficio de inventario. A mí, el espacio presentado por Joaquín Reyes –al que por cierto admiro y al que considero uno de los humoristas más innovadores y divertidos del panorama nacional- me parece una vergüenza. Y me sorprende que una empresa del prestigio de Telefónica permita que se siga distribuyendo.
Trivializar, tomarse las cosas a broma sin el debido respeto, considerar que nada tiene trascendencia, sentirse lo suficientemente preparado para opinar de lo que sea, hacer risas de lo que merece y lo que no lo merece, se me antoja una indignidad y hora es de que se adoptaran medidas legales dispuestas para evitar este tipo de comportamientos. No se trata de coartar la libertad de expresión de nadie sino de contribuir al engrandecimiento de la cultura que es cosa muy diferente. Y en este necesario papel, los medios de comunicación tenemos una gran responsabilidad que desgraciadamente no hemos asumido. A comentar materias como la Historia, la Literatura, el Arte, la Ciencia, el Derecho, etc. no puede acudir cualquiera. Tampoco puede acudir cualquiera a la Cámara de los Diputados, pero esos son otros hechos… 
 

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