Opinión

La alfombra roja

La puesta en libertad provisional de Luis Bárcenas ha propuesto un escenario cuando menos pintoresco. Tras depositar una fianza de 200.000 euros que presumiblemente ha sido recaudada entre sus familiares, el juez Ruz exige al ex tesorero del Partido Popular que se presente en la Audiencia tres días a la semana, una decisión muy natural desde el punto de vista del magistrado pero que, al menos en las primeras fechas de comparecencia, va a constituirse en una alfombra roja envidiable para que el inculpado se pasee entre docenas de periodistas y fotógrafos que le van a solicitar permanentemente sus palabras. Cabe pensar que las primeras llegadas y salidas del portal número 13 de la calle Prim donde se encuentra provisionalmente la sede de esta instancia judicial van a convertirse en los que hemos dado en llamar por su frecuencia y descarrío, un circo mediático. Empellones, carreras en pelo, gritos, micrófonos, lámparas de flash, coches que vienen y van, bronca e intercambios de palabras apresuradas… La alfombra roja de Barcenas a partir de hoy mismo tiene más morbo que el caso de Urdangarín y la infanta.
Hay que plantearse por tanto, cómo va a gestionar esta situación el propio Barcenas y si, como sospechan algunos analistas del ámbito político, va a ir largando con premeditada dosificación parte de lo que sin duda guarda. Sus primera palabras ya han marcado la pauta de lo que va a ser este Bárcenas en libertad vigilada y de espoleta retardada que probablemente pueda incluso hacer valer el derecho a ocupar su plaza vacante de funcionario en tanto no se abra la vista para juzgarle. Bárcenas se ha referido nada más salir a lo que Rajoy le comunicó en su día: “Se fuerte, Luis”. Y vaya si se lo ha recordado: “He hecho caso a Rajoy, Luis ha sido fuerte y el PP no tiene nada que temer”. Un regalo envenenado.
En cualquier caso, la ciudadanía necesita con urgencia que se depuren las responsabilidades en los dos grandes casos de corrupción que afectan a los dos grandes partidos del arco parlamentario. El caso Gürtel en el PP y el de los ERE de Andalucía en el caso del PSOE. Y mientras ambas situaciones no se resuelvan no habrá modo de recuperar la calma.

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