Opinión

El achique de espacios y otros mandamientos

Confieso, y no me pesa decirlo, que los entrenadores de fútbol latinoamericanos me inspiran una creciente desconfianza y mucho más si están etiquetados como discípulos de Bielsa al que casi todo el mundo relacionado con este universo variopinto que gira en derredor del balón y sin que yo tenga muy claro el motivo, califican de Mesías. Mi debate interior, irremediablemente relacionado con  la abundancia de palabrería que caracteriza a los entrenadores de allende los mares, me lo suscitó el pasado martes quien en estos momentos se sienta en el banquillo del Sevilla y al que en general se considera un hombre de gran competencia e ideas sumamente originales en lo táctico y en lo técnico que responde al potente nombre de Jorge Sampaoli. El entrenador argentino no puede remediarlo y se pasea a saltitos por la banda, alzando mucho los brazos y gesticulando como un orate. Por lo general, los árbitros españoles le dejan   comportarse de esa manera y suelen mirar para otro lado. Pero los que tocan el silbato en competiciones europeas no están en modo alguno habituados a estos comportamientos y tampoco han tenido la ocasión de asistir a una función de Chiquito de la Calzada en vivo y en directo. Por consiguiente, y sin esta imprescindible referencia, en cuanto da dos brazas fuera de sitio y pone gesto de guerrero azteca le dan un primer aviso y a la segunda gesticulación me lo mandan directamente a la caseta.
El discurso que domina hoy el fútbol y que brota en general de la boca de los preparadores de América Latina ha desarrollado un idioma propio que inventó probablemente Luis César Menotti con aquello del achique de espacios inspirado en el acto trascendente de tirar la línea a tiempo. Marcelo Bielsa, que es un tipo malencarado pero sguro muy inteligente  aunque también absurdo, informal, con graves problemas de comunicación y un ego que no le cabe en el chándal, ha elaborado un manual táctico que para sus múltiples defensores es algo así como la palabra de Dios en lo que al fútbol se refiere. Sampaoli, que bebe de la doctrina Bielsa, se ha puesto a eso de la búsqueda de los espacios que es como buscar el Santo Grial pero a su equipo le ha hecho trizas una banda de ingleses con más corazón que técnica comandados por un sujeto al que concedieron la condicional para que llegara a los entrenamientos. No le tengo yo mucha fe a Sampaoli y su grupo de exegetas. Así lo digo… 

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