Opinión

La 19ª Crisis Nerviosa

Veterano del partido conservador, jefe de la muy Leal Oposición cuando gobernaba Tony Blair y antiguo secretario de Estado en el gabinete presidido por John Mayor, el ex diputado galés Michael Howard,  miembro de los comunes y barón de Howard Lympne, ha otorgado al ya controvertido asunto del Brexit un tinte aún más enconado y dramático tras suponer que la premier Theresa May sería capaz de ir a la guerra por defender Gibraltar anticipándose incluso a los propios planes de la jefa de su partido y su Gobierno. La señora May apenas ha mencionado Gibraltar en sus reflexiones sobre el proceso de separación de su país con la Unión Europea probablemente porque teme rebelar lo mal que les va a ir a los llanitos en el proceso. De hecho, el único que se ha expresado sobre el particular ha sido el propio ministro principal del Peñón, el laborista Fabián Picardo. Lo ha hecho, como en él es costumbre, mintiendo e insultando, pero la incontinencia de este sujeto ya es proverbial y a nadie sorprende ni siquiera a los británicos. Picardo es nieto de españoles refugiados en la Roca durante la guerra civil, pero nunca se ha distinguido por tratar de hacer más fluida la relación con España. Muy al contrario, nos considera una vecindad potencialmente invasora y cuando puede se la lía a la Guardia Civil que patrulla por esa zona en busca de chorizos, contrabandistas y blanqueadores de fortunas que Picardo asila en el territorio en el que se supone que manda.
Todo este caldo de cultivo que irresponsables como el gobernante gibraltareño y el ex diputado tory se están encargando de  cebar calentando la olla del modo más insensato, trasluce la impresión de que el Reino Unido está instalado en la 19ª Crisis Nerviosa como aquella a la que cantaban los Rolling Stones, quienes por cierto no se han manifestado muy partidarios del Brexit  opinión que comparten con otros grandes veteranos del pop británico como Ray Davies, Eric Clapton o Paul McCartney. Alguien está perdiendo el tino en la Gran Bretaña y sus instituciones deberían vigilar estos fogonazos inoportunos y disparatados que en nada contribuyen a serenar una situación que los británicos se han buscado, de la que ahora de arrepienten y que les va a pasar una descomunal factura los próximos años. Lo que han de hacer que lo hagan pronto y procuren no romper mucho que luego hay que arreglarlo.
 

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