Opinión

Separatismo maltratador

Si un hombre le llama “loca” o “indeseable” en una discusión doméstica a su mujer y esta lo denuncia un juez puede enviarlo a prisión por violencia de género. Y podrán privarlo indefinidamente de sus hijos, de su casa y de sus ingresos.
Hay millones de catalanes más humillados que esas mujeres cuyos maridos pagarán su violencia psicológica con su vida arruinada.
Si el maltrato que representan dos epítetos despectivos esclavizará a un hombre hasta su muerte, ¿cómo debería castigarse el maltrato psicológico permanente del separatismo a los que se sienten españoles en Cataluña, que sufren más agresiones que esos insultos?
Son catalanes o inmigrantes que sufren el despreció y el acorralamiento permanente del supremacismo nacionalista, que sólo admite la cercanía de charnegos que se les sometan esclavizándose como “charnegros”, capataces negros de plantación algodonera como Rufián o Jordi Sánchez.
Sentado esto, pueden leerse los autos de la juez de la Audiencia Nacional Carmen Lamela sobre el agresivo racismo de los Jordis que presiden esas sectas de acosadores de no separatistas llamadas Omnium y Asamblea Nacional Catalana.
Violencia en palabras, actitudes, intimidación, sedición y rebelión. Incluso traición encuadrable en algún artículo entre el 581 y el 604 del Código Penal del que se han librado, igual que el gobierno de la Generalidad y la Mesa del Parlamento catalán.
Lo que han hecho estos querellados en prisión provisional y otros huidos ha sido dar un Golpe de Estado declarando independiente una parte de España.
 Por algo así Abraham Lincoln inició la guerra civil estadounidense que olvidan muchos periodistas de ese país o británicos a los que les gustaría aparecer en otra guerra civil española como nuevos Hemingway, Dos Passos u Orwell.
 La juez Lamela y otros magistrados no les darán ese gusto.

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