Opinión

Sanidad universal gratuita

Restablecer la sanidad universal gratuita e ilimitada para quien esté en territorio español sin importar su origen ni su estado, aun entrando ilegalmente en el país, es un motivo de orgullo para el gobierno de Pedro Sánchez, algo que según una encuesta agrada también al 51 por ciento de los ciudadanos.
 España vuelve a ser el único país de Europa con tales prestaciones. Sus nacionales y/o políticos son mucho más generosos que, por ejemplo, los nórdicos, considerados el súmmum de la justicia social.
La sanidad universal gratuita había sido eliminada por Mariano Rajoy en septiembre de 2012 al excluir de ella a los inmigrantes irregulares salvo en casos de urgencia, maternidad o de niños y adolescentes.
Alegaba que el país estaba al borde de la quiebra tras la gestión de Zapatero y que debía obedecer órdenes de los “hombres de negro” de la UE para evitar la ruina total.
Mientras, y pese a no tener una sanidad universal y gratuita, se murió el jilguero de la mina de los países nórdicos, especialmente de Suecia.
Sus hospitales están colapsados tras las oleadas de inmigrantes de los tres últimos años, y muchos de sus habitantes creen que se desmorona su sociedad del bienestar, lo que explica en parte el rápido crecimiento de sus partidos xenófobos.
 Tras la llegada de Sánchez, España se ha convertido en el principal punto de llegada de inmigrantes ilegales a Europa.
 Aunque estén sanos, ahora pueden traer también ilegalmente a sus familiares para recibir tratamientos de sus males endémicos, como tuberculosis o hepatitis C, cuya cura cuesta 15.000 euros, o incluso para recibir onerosos trasplantes o implantes ortopédicos.
Hay 7.500 millones de candidatos a la sanidad gratuita española, dice el partido antinmigración Vox: seguramente empezará a crecer muy pronto.

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