Opinión

Sánchez lepenizado, podemizado

Los populistas Donald Trump, Marine Le Pen o Iglesias Turrión, cada uno en la medida de su importancia, han decidido acabar con la libertad comercial, motor del crecimiento y la reducción de la pobreza en el mundo.


 Acaba de unírseles este miércoles Pedro Sánchez ordenándole al PSOE rechazar el acuerdo comercial de la Unión Europea con Canadá (CETA) que los socialistas defendían entusiásticamente hasta el martes en Madrid y Bruselas.


 Búsquese en Google “socialistasparlamentoeuropeo.eu” y “tratado-de-libre-comercio-con-canada-ceta” y aparecerá –si no lo han eliminado-- un documento de 2.304 palabras explicando las bondades de ese acuerdo para europeos y canadienses.
 Canadá, veinte veces más grande que España, con 36 millones de habitantes, diez millones menos, tiene una renta per cápita de 46.800 euros, unos 22.000 más que los españoles.


 Los todavía 28 países de la UE, incluyendo el Reino Unido, no llegan en superficie a la mitad de Canadá, tienen 510 millones de habitantes y una renta media de 26.868 euros, unos 3.000 más que España.
 El comercio con Canadá representa de momento el 1,8 por ciento del europeo, aunque de entrar en vigor el CETA el porcentaje se elevaría mucho y uno de sus beneficiarios sería España.


 Los ricos canadienses, además de aportar inversiones tecnológicas e industriales, accederían fácilmente a infinidad de productos españoles, como las exquisiteces alimentarias de todas las regiones, mientras los españoles no serían grandes consumidores de productos canadienses, más caros que los españoles,.
 La conclusión del documento de los socialistas hasta que Sánchez se trumpizó, lepenizó y podemizó dice:
 “El CETA es un buen acuerdo, moderno y progresista que toma en cuenta las preocupaciones tanto de la UE como de los socialistas europeos. (…) CETA puede ser considerado un modelo para los futuros acuerdos comerciales de la UE”.

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