Opinión

Rusia en Cataluña

Gobernaba aún Artur Mas cuando uno de los separatistas más cercanos a su segundo heredero desde este lunes, Quim Torras, dijo en TV3 que la Generalidad debería conseguir el apoyo chino a la independencia proponiéndole establecer bases navales en Barcelona y Tarragona para proteger su expansión mundial.
 Jordi Molins dirigía un fondo de inversión estadounidense de alto riesgo en Londres, y su aparente locura no lo era tanto: el CNI español ha comprobado que un imperio más cercano, Rusia, ayudó al independentismo en 2017.
 Lo ratificó también este lunes el jefe del espionaje alemán, Hans-Georg Maassen, en un simposio sobre las “amenazas híbridas” a la UE, que no son sólo militares, sino de propaganda, desinformación, manipulación electoral, o intimidación a personas o grupos.
 Desde el nacionalismo y Podemos, que pretenden romper la actual UE, se afirma ahora que Jordi Molins decía locuras sin base y que Vladimir Putin y Rusia bastantes problemas tienen como para ponerse a debilitar a Europa y a la OTAN, de dudoso futuro ya con el volcánico Donald Trump.
 El general podemita Julio Rodríguez, si recuerda sus estudios de Estado Mayor, sabe por qué le favorecen a Rusia y a los suyos las “amenazas híbridas” contra la UE, como se explica en geostrategia.
 Moscú pierde influencia en las repúblicas exsoviéticas, mientras la gana la UE, no sólo en los estados bálticos y los antiguos comunistas europeos, sino sobre todo hacia el Cáucaso, en el camino hacia el petróleo y el comercio asiático, como son Moldavia (al menos en parte), Ucrania, Georgia o Armenia.
 Sólo dividiendo Europa, debilitándola con los populismos y los separatismos como el catalán, Rusia puede retrasar, aunque posiblemente no eliminar, esa tendencia histórica.
 Jordi Molins se equivocó de país, pero no es el loco que parecía.

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