Opinión

Ridículo independentista

El presidente de la Generalidad catalana debe agradecerle a Nicolás Maduro que su golpe de Estado haya tapado las noticias del histórico ridículo de su visita a EE.UU., donde ninguna autoridad lo recibió ni siquiera parta invitarlos a un café.
 Carles Puigdemont, su “Minister of Foreign Affairs”, Raül Romeva”, y una corte de seguidores, prometían encuentros con importantes figuras de la política, la universidad y la ciencia estadounidenses en su viaje de una semana allí.
 Pero donde reciben a cualquiera que tenga algo interesante que exponer, los líderes independentistas solo vieron a tres de los 435 congresistas del país, todos de origen cubano.
 Ese fue el gran éxito político, aparte de una charla en un salón alquilado ante un reducido grupo sin notoriedad académica en Harvard, y otro encuentro de oficina también alquilada, con no se sabe quién, pero no como prometían del Instituto Tecnológico de Massachusetts, MIT.
 Antecedente: En 2014 Artur Mas se escondió en un baño media hora para aparentar haberse entrevistado en Bruselas con el presidente de la Comisión Europea, Durao Barroso, que había rechazado recibirlo.
 A los españoles debería avergonzarles este fracaso, porque hasta los camareros indocumentados de los hoteles tuvieron que verlos como a narcos o como a ilegales fantoches.  Posiblemente creyeron que se escondían de “la migra” presentándose como políticos: suerte que Trump no estaba al tanto para deportarlos a México.
 Mientras, una encuesta de su propio gobierno decía que el independentismo catalán cae, y Angela Merkel y el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, en importantes discursos sobre el futuro europeo, rechazaban la ruptura de la unidad de cada país europeo, y condenaban a populistas y separatistas.
 Pero estos independentistas siguen ridiculizando mundo adelante a los catalanes y, por nacionalidad, a todos los españoles.

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