Opinión

Revolución cristiana en China

El acuerdo entre el papa Francisco y la República Popular China por el que acepta la autoridad del Estado comunista sobre sus fieles a cambio de obtener más libertad ha desconcertado, incluso indignado, a muchos católicos de todo el mundo.
 Sobre todo a los taiwaneses y a los continentales fieles a Roma, perseguidos desde 1947, aunque más tolerados desde la muerte de Mao Zedong, en 1976.
Francisco acepta a los sacerdotes y obispos de la iglesia Patriótica desobediente al papado creada por el Partido Comunista en 1957, e integra en ella a los leales a Roma, de los que muchos fueron ejecutados y otros encarcelados durante décadas.
Pero este acuerdo podría obedecer a la visión estratratégica/milenarista del Papa para expandirse por la nación más poblada del mundo, 1.380 millones de habitantes.
Sería como las cesiones teológicas de los primeros cristianos al emperador Constantino I para que legalizara su credo en 313 y que en 325 lo declarara oficial del Imperio romano. El cristianismo está en decadencia en el mundo occidental y, al contrario, atraviesa un asombroso crecimiento en China: según la CIA allí habría 70 millones de cristianos, de los que menos de 15 millones serían católicos.
Pero es posible que sean realmente unos 200-210 millones, según algunas sociedades misioneras, por lo que, de mantenerse la proporción anterior habría unos 43 millones de católicos, que obedecerán a la iglesia Patriótica
El gran crecimiento se produce en iglesias poco jerárquicas, como las protestantes, y especialmente las evangélicas: el pacto del Papa querrá ayudar a crecer a la suya para atenuar estas diferencias.
 Ya hay más cristianos de práctica diaria en China que en Europa. Una población enorme de conversión reciente y creciente: el futuro del occidente tradicional está trasladándose a oriente.

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