Opinión

Quienes piden fusilamientos

Una erupción cutánea suele ser poco importante, pero también podría descubrir síntomas de VIH.
Por eso debe alertarnos el caso del alcalde podemita de Pedrera, Sevilla, que el martes dijo en un mitin ante sus vecinos que echaba de menos los fusilamientos para acabar con los inmigrantes rumanos que supuestamente importunan a los 5.300 habitantes de su pueblo.
 Pedrera se llama así por poseer canteras de una rara caliza blanca “Piedra Paloma”, ornamental en construcciones lujosas, y que ha atraído a inmigrantes con los que según buena parte de la población autóctona no se puede convivir.
 Son muchos los choques entre unos y otros, el último por un leve accidente de tráfico, tras el que unos rumanos lincharon aunque no mortalmente a un pedrereño.
 Lo vengaron otros vecinos atacando a los rumanos, tras lo que tres españoles fueron detenidos. En protesta, otros pedrereños dañaron los vehículos de los rumanos, y el alcalde, Antonio Nogales, dijo echar de menos los fusilamientos: de inmigrantes, claro.
 Deseo que puede contagiarse fuera de allí cuando colisionan formas de vida – choque de civilizaciones--, y surgen líderes que se acaloran y piden llaman a ejercer la violencia, como en barrios con alta concentración de inmigrantes, especialmente musulmanes, en Francia o Reino Unido.
 Los ultraizquierdistas transmiten una pasión gemela a la de los ultraderechistas y en Pedrera se juntan una inmigración difícilmente integrable con los habitantes locales y una alcaldía de la ultraizquierda envalentonada con la mística de creerse salvadora del pueblo y admiradora de violentos como Lenin o el Ché.
 Como las conductas imprudentes ante situaciones que llevan al VIH, mortal si se atiende mal, esa suma crea un peligro que se expande ante la llegada de oleadas de inmigrantes con normas de coexistencia muy distintas.

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